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sábado, 23 de octubre de 2010









¿ÁRBOL   U   HOJARASCA?


Por  Yoli de Mallén


En nuestro País a diferencia de otros países, en esta fecha de Diciembre, no podemos observar tan claro los cambios de estaciones. Para esta época de “Invierno”  aparte de un fresquito más agradable en algunas ocasiones, un sol más brillante y menos caliente y muchas hojas caídas de algunos árboles, no tenemos mucha a diferencia con el resto del año.

Pero hay otros países que sí pueden destacar bien la diferencia; solo con mirar algunos árboles queda bien marcada la estación del año en que se encuentran; cambian de color sus hojas y las botan todas, no les queda nada más que el tronco y las ramas vacías, que luego se llenan de nieve.

Pero aún dentro del grupo de árboles que soportan la terrible temporada de la nieve y el espantoso frio, existe uno que por sus características tan peculiares fue motivo  hasta de Adoración en un tiempo de la historia Antigua. Su hoja no caía y se mantenía verde y fresco aún bajo terribles tormentas de nieve. Este árbol fue el PINO. Dice la historia que fue la razón por la cual algunas personas lo entraban en sus casas, lo adornaban, le ponían luces y lo llegaron a Adorar como el Dios de la Naturaleza.

Pero hoy no queremos hablar del pino, sino  que queremos vislumbrar las hermosas cualidades que tiene un majestuoso árbol y más si está sembrado junto a  corrientes de agua:
·         Crece fuerte y a toda cabalidad, no está limitado
·         Ofrece refugio
·         Ofrece alimento
·         Ofrece seguridad y protección
·         Refleja confianza
·         Refleja belleza, admiración
·         Refleja estabilidad, firmeza
·         En casos de países  con nuestro clima, posiblemente  no sufrirá cambios, siempre estará verde, bien alimentado
·         Su hoja no caerá
·         Dará siempre su fruto
·         Estará bien arraigado, en el lugar apropiado con raíces profundas y fuertes; posibles de soportar cualquier viento o tempestad.


Nuestro Dios  que es tan claro en todos sus ejemplos,  nos hace  una hermosa comparación del hombre que es bien  atendido desde pequeño, con ese árbol bien sembrado. 
Nos enseña que si ese pequeño ser que recién nace somos capaces de igual que el árbol, sembrado junto a corrientes de agua, entiéndase aquí  “sembrado” junto a la Palabra de Dios; esta le suplirá todo lo necesario todos los días de su vida, continuamente. No le quedará  otro futuro que no sea ser un BIENAVENTURADO, feliz y se va más allá diciendo que todo lo que haga prosperará.

Podemos verlo claramente en la Biblia en el Salmo 1:1-3 y para afirmarlo también lo refleja Jeremías 17:7-8. En estas porciones de la Palabra de Dios vemos la misma idea; extraigamos sus enseñanzas para hacer de nuestros hijos hombres felices y prósperos en el día de mañana:

1.      Velemos a quienes le permitimos a su lado, que puedan influenciarle de manera negativa en sus vidas, ya sea con malos consejos o malos ejemplos, hombres pecadores.
2.      Velemos de todo cuanto ven y oyen que los lleve a buscar y hacer lo incorrecto, lo malo. O simplemente los haga amar más las cosas del mundo que las de Dios.
3.      Que encuentre deleite en la Palabra de Dios, que sus enseñanzas, en sus historias, en sus consejos; que puedan ser parte de su vida diaria y práctica.
4.      Que todo cuanto le suceda y le rodea vaya relacionado con las maravillas de Dios a nuestro favor, desde que comienza el día hasta que termina.
5.      Que reconozca la presencia de Dios todo el tiempo a su lado, su mirada y conocimiento de todo cuanto hace (nada hay oculto para Él)
6.      Que pueda reconocer la Santidad de Dios y el pecado nuestro.
7.      Que pueda practicar en su vida lo que es arrepentirse, pedir perdón y obedecer cuantas veces se requiera.

Recuerda…

Nuestro concepto de Dios, será su concepto de Dios.
Nuestra relación con Dios, será su relación con Dios.
Nuestro conocimiento de Dios, será su conocimiento de Dios.
Nuestro amor a Dios, será su amor a Dios.
Nuestra obediencia a Dios, será su obediencia a Dios.

¿Deseamos que nuestro hijo sea  como ese árbol bien plantado… o una hojarasca llevada por el viento de aquí para allá, o la retama (pajón) que mora en las sequedades del desierto vagando sin lugar fijo?
Observemos el final de nuestra lectura, en el Salmo 1: 4-6 y en Jeremías 17:5-6.

Trabajemos para que el futuro de nuestro hijo se proyecte como  cita el Salmo 112; un hombre Feliz, con descendencia poderosa, bendecido, con riquezas y bienes abundantes, justo, misericordioso, sin temor al porvenir, estable, confiado en quien a creído, el Dios Todopoderoso.



Tenemos a la mano  (la Biblia) lo único que necesitamos…

 ¡ADELANTE!

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