Un blog con contenido bíblico para cubrir las necesidades espirituales de la mujer de todos los tiempos.
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La Mujer Virtuosa


La Mujer Virtuosa
Por Yoli de Mallén




Proverbios 31:10

Mujer virtuosa  ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

¿Qué mujer no conoce hoy en día la belleza y el gran valor que tienen las piedras preciosas?  A quien no le gustaría poseer una prenda adornada majestuosamente con un diamante, un zafiro, una esmeralda, un rubí, una amatista, etc.

¿Cuánto valor y cuanta calidad aumenta en una prenda cualquiera, el poseer una o varias piedras preciosas incrustadas en su elaboración?

Dice la Biblia que el valor de una mujer virtuosa es mucho mayor que el de las piedras preciosas (fíjese que no habla de una piedra en singular, sino el de las piedras preciosas, en plural) o sea muchas piedras preciosas juntas.

Ahora veamos... ¿qué seria una mujer virtuosa? Aquella llena de cualidades valiosas, aquella que reúne las condiciones que Dios quiere que la mujer que Él creó tenga y espera de ella.  Aquella que agrada a Dios cada día de su vida, que su andar refleja a su Salvador y Señor; que es obediente a su Palabra, llena de gracia.

Has pensado alguna vez,  porque se pregunta el autor de proverbios: ¿quién la hallará? Será por ser difícil de encontrar. Porque definitivamente sí se puede encontrar. O será refiriéndose a lo agraciado que será aquel hombre que logre encontrar, y reconocer a una verdadera mujer virtuosa y la elija como su compañera.

¡OH! Señor Ayúdanos a prepararnos para ser esa mujer virtuosa que debemos ser.  Y ayúdanos a reflejar con nuestro ejemplo a otras para que también puedan llegar a serlo. Pero sobre todo ayúdanos a ser halladas por ti, como la mujer virtuosa que deseas que sea.







Proverbios 31:11

“El corazón de su marido
está en ella confiado
y no carecerá de ganancias”.

Confianza, una simple palabra que puede expresar tanto. Si confiamos, estamos tranquilos, serenos.  En paz tenemos plena seguridad.

Si logramos ser esa mujer virtuosa que Proverbios menciona, llena de gracia y cualidades especiales que Dios desea, solo entonces el corazón de su marido estará en ella confiado.

Nuestros compañeros y esposos descansarán tranquilos, seguros, en paz, con la completa seguridad de que obtendrán satisfechos todas sus necesidades (materiales, espirituales y físicas).  Podremos estar a su lado dándoles soporte, apoyo, amor y cumpliendo con todas nuestras responsabilidades del rol de la mujer en su hogar.

Haciendo así, el Señor nos promete que no nos faltará y nos proveerá conforme a nuestras necesidades, no careceremos de ganancias.  Tendremos lo suficiente.

Cuan grande y maravilloso es que podamos ser objetos de confianza para nuestros compañeros, así como podemos depositar en nuestro Dios y Salvador nuestro, total confianza. El y solo El es nuestra seguridad, nuestra paz.

Junto a El, nada nos faltara, es nuestro Proveedor, nuestro Protector.  El nos suplirá conforme a su Voluntad para todas nuestras necesidades y no careceremos de ganancias que sobreabundan a lo que esperamos y merecemos.

Cuan maravilloso es tener un Padre, un Dios en quien confiar.

¡Oh! Señor permítenos depositar en ti toda nuestra confianza y esperar a tus promesas.

Así como ser verdaderas motivaciones para que nuestros maridos depositen su confianza en nosotras. Que seamos mujeres íntegras, confiables.




Proverbios 31:12

“Le da  ella  bien y no mal todos
los días de su vida”.


Solo una mujer que conoce a Cristo como Salvador, puede reconocer lo que es dar el bien y hacerlo de corazón.  Solo ella sabrá que Cristo se dio a sí mismo, como máxima expresión de darnos el bien, la salvación y perdón por nuestros pecados.

Hacer el bien en ocasiones, puede ser una práctica de muchos hoy en día, pero hablamos de una actitud del corazón, que no se restringe a ocasiones especiales, sino a una actitud permanente en su vida.  Se refiere a hacer lo correcto no solo en sus hechos sino en palabras, en pensamientos; a hacer el bien continuamente, todos los días de su vida.

Una mujer que agrada a Dios sabe cual es el mal, lo reconoce, pero no lo practica en su vida.  Es reconocida por su buena actuación, su bondad y misericordia ante cualquier situación.  Sabe imitar a su Maestro, nuestro Señor Jesucristo y su modelo de vida, haciendo lo correcto a su prójimo (tanto a sus amigos como a sus enemigos)  No tiene acepción de personas, no escoge a quien hace el bien, esperando le recompensen por ello.  Es capaz de hacer el bien sin mirar a quien, sin tener un porque y sin esperar un para que.

¡OH Señor!  Ayúdame a dar sin esperar, ayúdame a hacer el bien cada minuto de mi existencia, mientras vida tenga. Ayúdame a ser reconocida como una mujer bondadosa, llena de misericordia, que da sin esperar y que definitivamente sabe hacer el bien, por sobre todas las cosas.











                                                                                               Proverbios 31:13


“Busca lana y lino, y con voluntad
 trabaja con sus manos”.


Seamos capaces de honrar nuestra vida, siendo mujeres de trabajo. Sabemos que desde la creación del mundo, Dios ha instituido el trabajo como medio de provisión y responsabilidad al hombre,  a la cabeza del hogar. Pero veo que la mujer virtuosa que agrada a Dios no es perezosa, sino por el contrario, diligente. Tiene ánimo pronto para resolver y atender a las necesidades inmediatas de su hogar.

Cuando se dice “busca lana y lino” se entiende que esa mujer es talentosa con el hilo y la aguja, sabe coser, bordar, tejer es útil con sus manos.  Sus manos son provechosas, no depende de otro; ella puede resolver problemitas que incluyan telas y costuras.

Sabe trabajar en manualidades o sea sabe trabajar “con sus manos”.

¡Cuan útiles son nuestras manos y cuanto dependemos de ellas para nuestro diario vivir!  La mujer que agrada a Dios no espera que todo se lo resuelvan, ella “con voluntad” con diligencia, trata de solucionar aquellas cosas que están a su alcance.  Ayuda y comparte con su esposo dentro de sus posibilidades, así le ahorra y administra sus ganancias correctamente.

Recordemos a Dorcas citada en Hechos 9:36-39 que fue reconocida por las túnicas y los vestidos que ella confeccionaba.

¡Oh Señor! danos manos que trabajen, que sean fructíferas. Que sobreabunden en su productividad. Que seamos diligentes y trabajadoras capaces de velar ante las necesidades de los demás y suplirles con nuestra ayuda.
Que nuestras manos, sean como las manos de nuestro maestro Jesús; que así como trabajo con ellas como carpintero, también satisfizo a los hambrientos con la multiplicación de los panes, devolviendo la sanidad a quienes la requerían, bendiciendo, etc.  Así también llegó al extremo de su sacrificio y fueron sus manos las clavadas en la cruz.

Señor dame manos que lleguen al sacrificio por ti, si es necesario ¡gracias por tu ejemplo!                                  

                                                                         




Proverbios 31:14

“Es como nave de mercader;  trae su pan de lejos”.



Cuánto nos maravillamos cuando vemos como la naturaleza salvaje, la madre sabe y es capaz de alimentar a sus crías pequeñas, no importando cuan difícil sea su tarea.  Vemos a la mamá leona capaz de velar toda la noche y el día hasta lograr atrapar una pieza que pueda suplir del alimento necesario a sus pequeñas crías, así también podemos observar con cuanta diligencia y aun de tan lejos, vuela el águila madre para lograr capturar esa presa que pueda nutrir a sus polluelos para que logren desarrollarse tan saludables como les sea necesario. 

Para esta tarea no importa el clima, el frío, la lluvia, la nieve, la tormenta, el calor, el radiante sol, la noche. Es un esfuerzo continuo e incansable, hasta lograr su meta cumplida: alimentar para el completo y correcto desarrollo a sus pequeños.

Cuando proverbios menciona a la mujer virtuosa que es como nave de mercader, pues trae su pan de lejos; no podemos tener otra sublime y emotiva imagen de esa madre sacrificada que no valora el esfuerzo, ni el tiempo que tome, ni su propia condición, con tal de satisfacer la necesidad de sus hijos.

Es la madre sacrificada, que piensa primero en la necesidad de ellos, antes que en la suya propia.  La expresión “trae su pan de lejos” deja ver que no es algo que ha logrado de manera sencilla y fácil, ha costado esfuerzo y sacrificio. 

¡OH Señor! Ayúdame a ser esa madre sacrificada, que piensa en otros, antes que en mi misma.  Que pueda ver y suplir las necesidades de los demás, no importando el costo, ni el esfuerzo que conlleve lograrlo.  OH mi Jesús, que pueda seguir tus pisadas y que mi amor por otros llegue al sacrificio, déjame poder agradarte.







Proverbios 31:15

“Se levanta aún de noche y da comida a su familia
y ración a sus criados”.

¡Que privilegio tenemos las mujeres de ser madres! De poder ser portadoras de la primera y más importante alimentación de  nuestros pequeñitos.  No hay imágenes más hermosas y tiernas, que un bebe en brazos de su madre, quien es capaz de proveerle para todas sus necesidades: atención, amor y alimento.  Siempre que se piensa en la alimentación de los hijos, se piensa en su madre, pues no solo le suple la leche materna, sino que luego como buena administradora del hogar que debe ser,  busca y prepara el alimento de toda su familia. Busca que su comida tenga todos los nutrientes que su familia necesita para una dieta balanceada y correcta.

En Proverbio 31:15 puede ver esa mujer virtuosa que se esmera por la buena alimentación de su familia. Una mujer que llega al sacrificio para cumplir con su responsabilidad.

¡Cuantas madres se han trasnochado, noche tras noche, día tras día, por alimentar a sus criaturitas cada vez que demandan su comida!

Así lo han hecho por igual atendiendo aquel hijo o esposo en momentos de enfermedad, donde requieren de su presencia y servicio.

La mujer que agrada a Dios, es la que como dice este versículo “se levanta aún de noche y da comida a su familia! Pero va aún más lejos... da también ración a sus criadas. Ella sabe suplir a aquellas personas que le sirven, comparte con ellas lo que el Señor le provee. Es generosa, sabe dar.

¡Señor! Ayúdame a ser una mujer capaz de ver la necesidad de otros y ser capaz de suplirles. Permíteme tener un corazón abierto a compartir de aquellas cosas que Tú me das en tu gracia infinita. Dame un corazón para dar.





Proverbios 31:16

“Considera la heredad, y la compra,
y planta viña del fruto de sus manos”.

Tomar decisiones sabias... todas sabemos bien claro, por la Palabra de Dios, que la toma de decisiones en un hogar que agrada a Dios la tiene la cabeza del hogar, que es el marido.  El decide y tiene la última palabra en el hogar, pero eso no quiere decir que la esposa, no debe ni puede emitir su opinión. En un matrimonio que agrada al Señor, la buena comunicación entre la pareja será una de las características que adornaran su relación.  Es en esta buena comunicación donde la esposa emitirá su forma de pensar y llegarán a un feliz acuerdo.  Es allí donde es necesario, muchas veces de la oración para confirmar decisiones que puedan ser trascendentales en la vida de ese hogar.

Es aquí precisamente que vemos a la mujer virtuosa como “considera” piensa, medita, ora, no hace conclusiones a la ligera, espera el momento oportuno, busca consejos, pero con sabiduría puede tomar, junto a su esposo, decisiones importantes como son la compra de una heredad.  Algo valioso, en cualquier época que hayamos vivido.  Algo que marcará sus vidas, decisiones grandes e importantes.

Asimismo, vemos también como esa mujer esta dispuesta al trabajo, no es ociosa, ni vaga.  Sabe usar sus manos para lo que sea necesario.

Si esta mujer sabe plantar viñas, con sus propias manos, puedo ver claramente que esa mujer no le teme a lo fuerte, difícil, arriesgado, pesado, incomodo, molesto, sucio, preciso, específico del trabajo. Ella no se detiene ante la necesidad, ni pone excusas.

¡Señor! Ayúdame a ser esa mujer, madre y esposa capaz de tomar decisiones sabias y maduras que vayan conforme a tu voluntad.

Pero también dame la salud y la fortaleza para no temerle al trabajo, por duro que este pueda parecer y estar dispuesta a participar de él cuando se presente la necesidad, sabiendo que al final seré recompensada por ti con frutos y bendiciones que sobreabundan.






Proverbios 31:17

“Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos”.

Solo tienes que detenerte un rato a observar con cuidado unos obreros en la construcción, en la primera etapa de un edificio o local cualquiera.

Aquí cobra realidad y es casi palpable como pueden esas personas ceñir de fuerza sus lomos y brazos.  Usan palas, mezclan cemento, cargan cubetas, doblan varillas, clavan maderas, cargan y ponen bloques, apisonan el suelo, martillan, suben, bajan, cargan, cargan, cargan... Uff! Acaba cualquier cansado solo de verlos por un rato.

¿Cómo quiere el autor de Proverbios que vislumbremos a esa mujer virtuosa?

Recordemos que la mujer es la Administradora de su hogar. Ella es responsable de todo cuanto en el acontezca todo lo que se mueve en un hogar, tiene que ver directamente con la esposa y madre. Veamos por ejemplo: la limpieza, el orden, la decoración, el lavado y planchado de la ropa, la comida (su preparación y su adquisición) el cuidado de los hijos, ayuda en sus tareas, clases particulares, transporte, cuido en enfermedad, atención al servicio o personas que aportan ayuda a su hogar con alguna responsabilidad significativa... en fin en la mujer virtuosa podemos observar aquella que con paciencia y dignidad cubre poco a poco con todas las demandas de su casa.

Es una mujer trabajadora, que no le gusta estar ociosa, ni con los brazos cruzados ante las situaciones y necesidades de su hogar.  Es como la hormiguita que trabaja y trabaja previendo de manera anticipada por todas las cosas que su hogar requiere.

¡Oh! Mi Señor, permíteme ser una sierva fiel a tu llamado.  Que no haga solo lo que se me pide, sino mucho mas.  Que mi cuerpo sea liviano y dispuesto para el trabajo, sabiendo primero que no será en vano mi esfuerzo; y segundo que pueda seguir el ejemplo de Jesús, que trabajo sin tener ni siquiera donde descansar, solo por hacer la voluntad del que lo envió.









Proverbios 31:18

“Ve que van bien sus negocios;
su lámpara no se apaga de noche”.

Hoy en día se oye hablar mucho de la mujer “de negocios”, “ejecutiva”.  Aquella mujer que ha estudiado y se ha preparado con una carrera para competir con el hombre en el mundo.  La mujer capaz de estar a la par en cualquier puesto que la sociedad le presente, por pesado o duro que sea.  Se enorgullece de estar en la misma posición y ganar lo mismo o aún más que su compañero.

¿Es esta la mujer de negocios que nos presenta el libro de Proverbios?  Claro que no. La mujer que nos presenta el libro de Proverbios, es aquella que atiende los negocios de su casa, la que está al tanto de cada cosa que se mueve y ocurre en ella.  No es la que otorga a otra persona su responsabilidad y es como “visita o turista” en su propio hogar, (pues no sabe lo que allí acontece) por estar atendiendo otros negocios fuera del suyo.

Es aquella que sabe administrar su hogar correctamente y de manera eficiente.  Sabe evaluar cuando estos van bien, y sino puede contribuir para mejorarlos. Sabe compartir con su esposo sus opiniones, está interesada e instruida en todo lo relativo a su hogar.  Su marido y ella son el presidente y vicepresidente de la hermosa compañía que el Señor les ha otorgado a bien administrar: Su hogar.

Ella esta en la total capacidad de ver que van bien sus negocios. Y mas aún, “su lámpara no se apaga de noche”; ella está atenta continuamente sin descanso, a todo lo que ocurre a su alrededor.

¿Podría “una mujer de negocios” manejar bien, los propios negocios de su hogar, si tiene que atender todo el día a otros negocios, con inclusive otro jefe?  Creo que no.

¡Oh Señor! necesito tu ayuda para ver con claridad cuales negocios debo atender, cual debe ser mi prioridad. Por cuál Compañía tendré que darte cuentas cuando me encuentre contigo cara a cara.






Proverbios 31:19

“Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca”

Primero que nada, ¿qué es el huso? Un instrumento de madera o metal con forma cilíndrica y alargada, que sirve para devanar o enrollar la hebra que se hila en la rueca. Y ¿qué es la rueca? Es el utensilio que se usaba para hilar.

No pudiéramos entender este versículo, si no supiéramos el significado de estos dos términos que aunque ya en desuso para nuestro mundo moderno, no deja de ser menos ilustrativo e interesante, para comprender las hermosas cualidades que adornaban a la mujer virtuosa, a la que todas anhelamos parecernos cada vez más.

La imagen de la mujer virtuosa, manejando con destreza el huso y la rueca, si la traspasamos a la mujer moderna, teniendo en cuanta lo que podía producir ese instrumento, tendríamos que visualizar la mujer de hoy, sentada frente a una máquina de coser.  Lamentablemente hoy día, son muy escasas las mujeres que saben aprovechar la bendición, en todo sentido, que es saber coser y las múltiples ventajas, que este conocimiento trae a su hogar.  Mencionaremos solo algunas, para tener claro lo que decimos.
La mujer que saber coser, primero que todo:
1.      Sabe ahorrarle a su marido
2.      Puede vestirse a su gusto
3.      Puede vestir sus hijos
4.      Puede adornar su hogar
5.      Puede alterar y corregir ropa
6.      Puede crear y reproducir cosas nuevas, a su gusto
7.      Sabe aprovechar bien su tiempo
8.      Sabe no estar ociosa
9.      Puede ayudar a otros
10.  Puede regalar cosas hechas por sus manos.
                                                                                      
Pudiéramos seguir con mas ventajas en esta lista, que animaría a cualquier mujer, a interesarse en el tema de la costura.  Saber coser no es solamente confeccionar ropa, existe un sinnúmero de cosas que se cosen.  Sino mira a tu alrededor detalladamente...

Señor abre mis ojos para ver bien, cuántas cosas todavía puedo aprender, para ser esa mujer virtuosa que quieres que sea. Que use mis manos con habilidad para cada día sacarles mas provecho.






                                                                                       Proverbios 31:20

                              “Alarga su mano al pobre y extiende sus manos al menesteroso”

Existen muchas personas en este mundo que son reconocidas por sus “buenas obras”. Hacen grandes donaciones a instituciones necesitadas. Salen en las últimas noticias como personas buenas y nobles que pueden ser compasivos ante las necesidades de este mundo. Las preguntas que se presentan aquí sería las siguientes: ¿Lo hacen para su propia gloria? ¿Para ganarse alguna recompensa; como por ejemplo, la entrada al cielo? ¿Lo hacen para ser vistos de los hombres y tener mejores posiciones ante ellos?

La Biblia en la epístola a los Efesios en el capítulo 2, versículo 10, nos dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”

Toda persona que ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador tiene la responsabilidad y el deber de hacer buenas obras a su prójimo así como nos enseñó nuestro maestro Jesucristo, por amor a El.

La diferencia con una persona que no ha confiado en Cristo como su Salvador personal estriba en el fin o propósito de hacer sus “buenas obras”.

En el versículo que estudiamos hoy, podemos ver la conducta que muestra la mujer virtuosa. Una mujer llena de misericordia y bondad para con su prójimo necesitado, una mujer capaz de extender sus manos; esto implica no solo que tiene el don de dar para las necesidades materiales, sino que puede ayudar, asistir, visualizar dónde está la necesidad para poder suplirla. Está atenta para servir a aquellos que no tienen recurso para resolver sus problemas.

¡Oh Señor! Cuánto necesitamos de tu ayuda, para poder ser imitadores tuyos; para poder dar sin esperar, para ayudar al necesitado, sin que tenga que pedirnos porque seamos ciegos a sus necesidades básicas.
Ayúdanos a estar atentos y  percibir las necesidades de nuestro prójimo de:
Consuelo
Compañía
Cariño
Conocimiento de la Palabra de Dios
Y cualquier beneficio material que podamos ofrecerle.
¡Que la bondad adorne nuestro corazón!





                                                                                                Proverbios 31:21

“No tiene temor de la nieve por su familia,
porque toda su familia está vestida de ropas dobles.”

En nuestro país gozamos de un clima caliente durante todo el año, a veces más o menos fresco; pero nunca hemos podido apreciar realmente de las cuatro estaciones que ocurren en el año en otros países.

Los que hemos visto estos cambios en la naturaleza, ya sea en fotografías, películas o personalmente (si hemos podido salir de viaje fuera del país) hemos podido deleitarnos de manera extraordinaria cómo nuestro Gran Dios Creador  ha jugado con su creación de una forma tan perfectamente Bella. Cada estación tiene todas sus cualidades que la distinguen perfectamente una de otra. Cada una igual de Bella, aún sus gigantescos contrastes que las diferencian.

Podríamos rápidamente identificar cada una de las estaciones con una palabra clave y esto solo abriría un sinnúmero de paisajes en nuestra limitada imaginación. Pensemos un poco:
Primavera = Flores
Verano = Sol
Otoño = Hojas
Invierno = Nieve

Precisamente si pensamos en la nieve; inmediatamente viene a nuestra mente, frío, hielo, abrigos, chimenea, más frío, mucho frío, mucha ropa (guantes, bufanda, gorros, orejeras, botas, lentes oscuros), todo el cuerpo cubierto de ropas dobles. Muchas veces no entendemos esto pues no hemos experimentado el estar en lugares en condiciones como las que explico. Pero si dejamos volar nuestra imaginación y recordamos aquellos momentos donde hemos pasado mucho frío y no hemos estado con la ropa adecuada, llegaríamos a vislumbrar con más claridad lo que este versículo nos trata de explicar.

La mujer virtuosa no tiene temor al frío que pueda venir, pues sabe que toda su familia está preparada para soportarlo, de la forma adecuada. No teme a los acontecimientos que vendrán tarde o temprano a su vida y a la de los suyos. ¡Ella está preparada!

Señor, que bella actitud de seguridad y confianza muestra esta mujer ante las situaciones que sabemos han de venir a nuestra vida.
¡Ayúdanos a estar también preparadas!  






                                                                            Proverbios 31:22


“Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido”.

En una ocasión que llevaba personas turistas de visita, a conocer  un taller de artesanía. Fue algo realmente asombroso y cautivador ver cómo tanto hombres como mujeres jugaban con hilos de todos tipos y colores al hacer los tapices, que siguiendo un previo diseño iban formando increíbles y diferentes motivos que iban quedando plasmados en enormes alfombras o tapices. Había una gran variedad, desde objetos, letreros, paisajes de la naturaleza, del mar, del cielo, con personas, caras o simplemente combinaciones de colores bien combinados. Fue una experiencia que no olvidaré.

Si nunca has visto algo así, puedes detenerte un rato frente a un tapiz y observarlo cuidadosamente. Verás que asombroso trabajo se ha realizado. Un trabajo que requiere dominio y sobre todo paciencia, gran paciencia. El verso de hoy, muestra que la mujer virtuosa hace tapices. Hoy día podríamos compararlo con un trabajo manual que requiera de mucho tiempo y paciencia. Vivimos en un mundo muy rápido, donde 24 horas al día nos resultan pocas para tantas actividades. Las manualidades y sobre todo las que requieren de tiempo, perfección y paciencia se están extinguiendo, son parte de la historia de algunas de nuestras abuelas. ¡Es realmente penoso!

Pero otra cosa, también dice que ella se viste de lino fino y púrpura. Conocemos bien que el lino es de por sí un material fino, de alta calidad y alto precio. Y aunque no todas tengamos la facilidad de adquirirlo podemos reconocer que denota buen gusto y elegancia a todo aquel que pueda usarlo como parte de su ajuar. Así era de la nobleza real, el uso del color púrpura (o mejor conocido por morado). Que se nos deja ver claramente, que la mujer virtuosa conocía perfectamente y sabía lucir dentro de sus posiblidades como todo una dama elegante y bien vestida, de acuerdo a la ocasión.

Hoy día vemos claro cómo se ha distorsionado un poco lo que es el uso de ropa adecuada para las diferentes ocasiones a que asistimos. Vemos personas vestidas de manera “estrafalaria o sport”  en invitaciones “formales” y personas en la playa con ropa de brillo y pedrería. Cuán difícil se le hace a los jóvenes saber usar lo adecuado cuando ellos mismos dicen: “ahora todo se usa y está bien”.
           
            Señor, ayúdame a ser ejemplo para los demás y poder glorificarte siempre, aún con mi forma de vestir, que pueda representarte dignamente doquiera que esté, que pueda reflejar a otros lo que tu reflejas para mi.





                                                                                            Proverbios 31:23

“Su marido es conocido en las puertas,
 cuando se sienta con los ancianos de la tierra.”

Es de mucha satisfacción para el hombre el ser conocido por los demás. Todo hombre y mujer disfruta de la fama, la anhela, hace lo que sea por destacarse y ser famoso, ser conocido por otros. Un simple ejemplo de esto son los artistas. Gustan, disfrutan y luchan por mantenerse famosos aunque sea siendo insensatos, pues hacen cualquier cosa por quedarse en el tope de la fama y la popularidad.

Definitivamente no es solo importante ser famoso y popular, pues aún aquel que hace lo mal hecho puede mantenerse en la fama,  y es más,  llegar a ser más popular que otros. Lo importante en este caso es ser conocido por su buen testimonio. ¡Eso es lo difícil!

En este proverbio, podemos observar un marido bien cuidado, bien atendido; al punto tal que es bien conocido por los que están a su lado, y no cualquiera sino que es conocido por los “ancianos”, aquellos hombres sabios, de experiencia, conocedores de respeto, de honra, íntegros.

Ellos son los que reconocen al marido de la mujer virtuosa. ¿No te gustaría que la buena fama de tu marido se debiera gran parte a tu buena labor realizada en el hogar, cumpliendo con tu rol adecuadamente como esa esposa completa que Dios nos demanda a ser?

Que agradable es al oído esas palabras que el mundo usa para alabar a la mujer que ha sabido exaltar con su labor a su esposo: “Detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer.”

Ella ha sabido aportar para ese reconocimiento.

Señor: Instrúyeme para realizar mi rol de esposa como debe ser, y así lograr darle la honra debida a mis esposo, para que pueda ser exaltado ante otros con un testimonio intachable. Pero más que todo; que podamos humillarnos ante ti, para que esa exaltación solamente sea para Alabanza y Gloria de Tu nombre por los siglos de los siglos.







                                                                               Proverbios 31:24

“Hace telas, y vende, y da cintas al mercader.”

Quién de ustedes ha visitado alguna vez a un mercado público,  ese lugar tan peculiar donde no cesa el movimiento está repleto de tiendas, tienditas, rincones abarrotadas de toda clase de cosas, cositas, chucherías, manualidades, artesanía, comida típica, dulces, bebidas, en fin todo cuanto se nos pueda ocurrir o ni siquiera hemos imaginado.

Esto aparte de gente por todos lados ofreciéndote su mercancía al mejor precio y gente de todo tipo, clase, país o edad comprando, visitando, retratando, viendo o simplemente molestando en el medio. Es un lugar, definitivamente especial. Cuando pienso en este versículo para la mujer virtuosa, mi mente se traslada a un lugar, así como he descrito anteriormente. Será porque muestra muchas actividades que ella realiza juntas.

Dice que hace telas, que las vende y también da cintas al mercader, eso es a alguien que le vende a otros su trabajo.

La mujer virtuosa definitivamente es productiva y administradora de sus bienes y talentos para lograr el mayor beneficio para su hogar y los suyos.

Pienso en aquel siervo que su Señor le dio varios talentos y diligente los puso a trabajar y pudo producir más, por tanto; logró recibir unos de los mayores halagos que la Biblia muestra a los siervos fieles: “Ven buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor.”

La mujer virtuosa debe ser diligente más allá de sus fuerzas, debe desear de todo corazón recibir este halago de Su Señor, esta debe ser su meta a lograr, no sólo para satisfacer a su marido y a sus hijos, sino y más que todo para complacer a Su Señor, el Rey de Reyes, el Dios Todopoderoso. Recordando siempre el versículo que dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”  Col.3:23-24

Señor: que estas palabras gobiernen mis pensamientos en todo tiempo para no desviarme en recordar A quién sirvo, Por qué le sirvo y Para qué sirvo.






                                                    
       Proverbios 31:25

“Fuerza y honor son sus vestiduras; y se ríe de lo por venir.”

Existen términos a veces algo confusos para entender; pero así mismo hay otras facetas para su interpretación. En este caso pienso en dos comparaciones que podemos observar y distinguir claramente su diferencia. No es lo mismo la “fuerza física” que pueda tener una mujer ejercitada, bien fornida y musculosa, a la “fuerza interior” que le permita recibir cualquier golpe o carga que la vida pueda darle.

Así como tampoco, es lo mismo tener una buena, hermosa y elegante apariencia externa; a tener una belleza especial, un reconocimiento de un interior sin mancha, puro, intachable, que traiga honor y honra a su vida. ¡Qué dos tremendas cualidades visten y adornan a la mujer virtuosa!, una mujer de fortaleza y de honra. Dice que estas cualidades las visten: o sea que la cubren, que la envuelven, que las deja ver a todos, que la distinguen, que la adornan, que las usa todo el tiempo, que la resaltan, que la embellecen, etc.

Pero no solamente habla de estas dos hermosas cualidades que todos debemos de imitar, sino concluye el versículo que es capaz de “reírse de lo por venir”. Aquí reúne sabiamente por lo menos dos cualidades más, que rápidamente podemos destacar: la primera es una mujer que conoce el gozo que da el Señor, sabe reír, gozarse, ver la alegría de la vida, buscarle el sentido y el humor a las cosas, no es amargada, triste, iracunda, pesada, malhumorada. Y la segunda parte claramente habla de la actitud de confianza que tiene hacia lo que pueda venir, su futuro. Confía, tiene fe en Dios, sabe que será lo mejor, será lo que le conviene, que estará dentro de los planes de Dios, que será lo mejor para ella y los suyos, que tiene un propósito en los planes de Su Creador, que aunque no lo entienda do acepta de buena gana, con agradecimiento, con la correcta actitud, sin dolor ni desesperación.

Señor ¡Oh Ayúdame! Permite que cambie mi vestuario por un nuevo “ajuar” donde incluya la fortaleza, la honra, el gozo y la confianza como prendas importantes para usar. Que pueda lucirlas para deslumbrar a otros, que puedan envolverme por completo y estar así bien preparada para recibir cualquier adversidad, situación, conflicto, carga, dificultad que pueda presentarse en mi vida, sin temor.





                                                                                                              Proverbios 31:26

“Abre su boca con sabiduría y
la ley de clemencia está en su lengua.”

Cuantas veces se ha oído decir que el hombre habla mil palabras al día, pero que la mujer habla tres mil. Es lamentable, pero las mujeres tenemos fama de “hablar demasiado”. Esto es peligroso pues la Biblia nos recuerda: que en las muchas palabras no falta pecado. Y que aún el necio cuando calla, es contado por sabio.

Debemos cuidarnos de que cuando abrimos nuestra boca sea con “sabiduría”; que podamos ser reconocidas como mujeres que hay que escucharlas porque todo lo que decimos está bien pensado. Para tener sabiduría, tenemos que centrarnos en el temor y el conocimiento del Altísimo, pedírselo a Dios y confiar en El, que El nos lo dará y abundantemente.

Pero sí debemos poner nuestra parte en acción y es conocer más y más de Su Palabra. Es ahí donde está la máxima sabiduría. Que nuestras Palabras sean sazonadas con sal, como las de nuestro maestro. Que igualmente sean adornadas en clemencia con misericordia, con benignidad con compasión. Que puedan llegar a los profundo del corazón del oyente y transformarlo.

Que seamos reconocidas más bien por mujeres calladas y discretas que sabemos escuchar; pero que cuando hablemos, sean los demás calladas para escucharnos con atención. Que seamos prontas para oír y tarde para hablar, que recordemos que por cada palabra ociosa  o sin sentido daremos cuenta a Dios, Nuestro Creador. Que nuestro hablar debe ser para la edificación del oyente, quien quiera que sea, sin acepción.

¡Cuántas veces hemos alterado el orden! Y hablamos sin pensar lo que decimos, para luego arrepentirnos de todo cuanto hemos dicho. Si tan solo pensaremos dos veces lo que vamos o queremos decir, muchas veces no hiciera falta decirlo o corrigiéramos algo; por supuesto esto incluye el tono, los gestos, expresiones, etc.

¡Oh mi Señor y mi Maestro! Enséñame a hablar como tu. Que tus palabras sean mis palabras.




                              
                                   Proverbios 31:27

“Considera los caminos de su casa,
y no come pan de balde.”

¡Cuánto admiro aquellas personas que son organizadas y previsoras! que pueden con tiempo preparar un programa y tener cada detalle cubierto. Estas personas son las que hacen posibles grandes espectáculos, programas, conferencias, bodas, cumpleaños, cenas formales, actividades diversas, en fin todo lo que conlleve previa organización y planificación. Así vislumbra la mujer virtuosa, aquella mujer organizada, cada cosa tiene su lugar y hay un lugar para cada cosa. Esto la llena de seguridad y confianza en sí misma, la cual puede transmitir a otros.

Para ser una mujer así, debemos estar claro que solo podemos ignorarlo si “caminamos con Dios.” La Biblia contempla personas que se destacaron por “caminar con Dios.” Tenemos en Génesis 5:24 a Enoc y en el Capítulo 6:9 a Noé, ambos,  dice la Palabra que caminaron con Dios. Fueron hombres que se entregaron por completo a Su Señor, que depositaron toda su confianza en el Dios Protector, Proveedor, Consolador, capaz de dirigir cada paso de su vida bajo sus alas y con su propósito.

Qué descansadas podemos sentirnos cuando reposamos bajo la Sombra del  Altísimo; cuando Su mano Todopoderosa nos rodea y protege. ¿A quién temeremos? Si Dios es por nosotros… ¿Quién contra nosotros? Que verdad tan grande nos muestran estas palabras de las Escrituras.

La mujer virtuosa puede programas, organizar con anterioridad los caminos de su casa. Claro está poniendo al Señor en primer lugar y confiando en que se hará Su Voluntad.

También dice que no como el pan de balde. No recibe nada que ella no se merezca ni haya trabajado para ganarlo. Es una mujer luchadora, emprendedora, inteligente, sabia, que busca realizar metas futuras, es diligente.

¡Oh Señor! Cuánto podemos aprender de ti. Tú también tenías metas y propósitos cuando viniste a este mundo. Y toda tu vida giraba en torno a este Plan Divino del Padre para contigo. Tu meta fue cumplirlo y hacerlo bien para agradar al Padre. Eso debe ser nuestro anhelo: “Hacerlo Bien para agradar al Padre”.







                                                                                                                  

                                                                                   Proverbios 31:28



“Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
y su marido también la alaba”.

“Alabar” es sinónimo de: adorar, engrandecer, exaltar, glorificar, agradecer, honrar, magnificar.

Sabemos que solo a Dios vamos a alabar, pues es el único digno de toda Alabanza por los siglos de los siglos. Pero que interesante que esta mujer y madre virtuosa de Proverbios 31, dice que sus hijos se levantan y la llaman feliz, Bienaventurada; y que su marido también, al igual que sus hijos la alaba.

Ella es merecedora de ser reconocida por sus hermosas cualidades ante sus seres queridos más cercanos: su marido e hijos. Con los cuales no hay ni hipocresía, ni falsedad, ni apariencia; ellos la conocen tal cual es en realidad. El mundo puede vernos de una manera, pero nuestros hijos y esposo nos ve tal cual somos en realidad. Por lo tanto es de gran valor meditar en este proverbio. Son sus hijos y su esposo los que la alaban, los que la engrandecen. La honran, la exaltan.

Proverbios 27:2 dice “Alábete el extraño, y no tu propia boca.”

Es correcto que debes ser alabada por otro y nunca por ti misma. Pero…no siempre tienes que ser alabada, no es obligatorio, ni forzado; es y será una realidad si lo mereces, si eres digna de ser alabada.

¡Cuánta satisfacción ha de tener una madre! Si puede ser reconocida y admirada por su esposo e hijos al punto que se lo digan a tiempo y fuera de tiempo. Que se lo manifiesten desde muy temprano del día, cuando se levantan, cuando el día recién comienza.

Nuestro deseo es poder ser mujeres virtuosas dignas de alabar; pero también debemos estar dispuestas a alabar a los que merecen. Primero a nuestro Dios, quien merece toda nuestra alabanza, Y después seamos perceptivos con los que nos rodean para reconocerles sus bellas cualidades y podérselas comunicar directamente-

Dice un refrán popular: Si no tienes algo hermoso que decir, mejor no digas nada. Busquemos siempre algo hermoso que decir.

Señor, ayúdanos a ver.





Proverbios 31:29

Muchas mujeres hicieron el bien; más tu sobrepasas a todas.”


Verdaderamente conocemos por las Escrituras a muchas mujeres que hicieron el bien.
En Josué 2:1 tenemos a Rahab la ramera que escondió a dos espías en su casa, enviados por Josué a Jericó a reconocer la tierra.
En Jueces 4 y 5 tenemos el caso de Débora, una mujer que profetizaba y gobernaba y hacía juicio a los hijos de Israel.
En 1Reyes 17:9 tenemos a la Viuda de Sarepta que dio de comer al profeta Elías y le alojó en su casa conforme Jehová había establecido.
En Rut 2:16-27, tenemos a esta joven que dejó todo por seguir a su suegra Noemí, aún fuera de su tierra. Dispuesta a cuidarla y acompañarla hasta la muerte
En Ester 8:3, tenemos a la Reina Ester que intervino a favor de los judíos ante el Rey y su decreto contra ellos.

Estas son solo unas pocas mujeres del Antiguo Testamento, que imaginamos conocía bien el escritor de Proverbios. Así mismo, la Biblia continúa mencionando a mujeres que se destacaron por hacer el bien, como son: María Magdalena, Dorcas, Febe, Priscila, etc.

En el mundo también conocemos mujeres de la historia que han hecho el bien, se han reconocido por una buena acción hacia los que le rodean. Mujeres que han dado toda su vida a favor de otros. Que fueron y serán reconocidas y recordadas por hacer el bien.

¡Qué privilegio sería el poder ser recordada, por haber hecho el bien! Que cuando este cuerpo quede vacío y mi alma parta a la presencia de mi Dios, pueda ser recordada por hacer el bien. Pero en este proverbio existe aún un nivel más alto de hacer el bien, cuando dice “tú sobrepasas a todas”.

¡Oh Señor! ayúdame a recordar que solo debe haber una forma para hacer las cosas y es hacerlas Bien, que podamos ser reconocidas por ello ante los que nos rodean y nos observan; pero más que todo por ti.




                                                                                                           
                          Proverbios 31:30

“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
 la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada  ".

Cuántas veces nos hemos detenido a ver la elección de Miss Universo, la representación de toda la hermosura y perfección de la mujer en el mundo. Jóvenes realmente bellas, con figuras y cuerpos esculturales, cabellos sedosos, caras radiantes, sonrisas atractivas, ojos que hablan, en fin toda una perfección personificada.

Pero es ¿realmente la belleza externa la más importante a los ojos de Dios?

Recordemos lo que dice la Palabra de Dios en 1Samuel 16:7: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”

¡Qué claridad en las Palabras de Jehová, nuestro Dios! El es nuestro Creador, nos ha hecho tal cual somos, sin nada más y nada menos. Hemos sido formados a Su Imagen, ¡qué mayor privilegio! Son estas cualidades las que nuestro Dios ve: somos capaces de pensar, actuar, amar, sentir, decidir, llorar, consolar, entender, etc. Aquellas cualidades que son capaces de embellecer nuestro interior, lo que somos como persona, internamente.

Nuestra belleza como mujeres virtuosas no debe tener su prioridad en la apariencia externa. Debemos cultivar nuestro “temor a Dios”. Cuando decimos temor a Dios, nos referimos a ese respeto, obediencia incondicional, seguridad de que Dios hará lo que prometió, donde no cabe la duda ni la incertidumbre.

Busquemos ser alabadas porque reflejamos a Cristo en nuestras vidas, y no por la Vanidad de este mundo, que nada ofrece.

La Belleza externa es y será pasajera, tendrá corta duración comparada con la belleza interna, la de un corazón afable y apacible, que es de gran estima ante los ojos de nuestro Dios, según 1Pedro 3:4. Esta belleza será eterna.

Señor, dame convicción para poder embellecer aquellas cualidades internas que van completando esa belleza especial que necesito tener ante tus ojos.






Proverbios 31:31

“Dadle del fruto de sus manos y alábenla en las puertas sus hechos.”

Nada cae mejor cuando leo este último proverbio de la mujer virtuosa que lo que dice Gálatas 6:7b “Todo lo que el hombre sembrare, esto también segará” y 2Corintios 9:6 cuando dice: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”

Dice el proverbio que la mujer virtuosa ha sembrado correctamente, por lo tanto cosechará y recibirá del fruto de su trabajo. Que todo su esfuerzo no ha sido en vano. Que ha sabido trabajar y recibir su salario con creces. Ella recibirá recompensa por su obra, y no solo recibirá devuelta por lo que ha realizado sino que recibirá méritos, honores, medallas, premios, trofeos, reconocimientos, galardones, coronas, pues será alabada por sus hechos a la luz de todo el mundo. Los que la rodean y conocen hablarán de ella; de sus éxitos, de sus logros. Será reconocida, dejará huellas para ser recordada, tendrá quienes deseen imitar y seguir sus pasos.

Si hay algo lo cual he pensado que quisiera poder dejar de herencia a todo el que me conoció es esto que posee la mujer virtuosa; el poder ser recordada, reconocida y alabada por sus hechos, por su vida, porque caminó conforme y al lado de Su Maestro, porque fue obediente, sumisa, leal, una fiel sierva de Su Amo, porque fue una esclava incondicional de Su Señor, porque supo humillarse ante Su Rey. En fin porque amó por sobre todas las cosas a Su Salvador. Porque su único deseo era estar cara a cara y en presencia de aquel que sin ella merecerlo, fue capaz de rescatarla del pozo profundo del pecado y sacarla a la luz y gozo de la salvación.

Gracias Señor, gracias por todo lo que no merecía y me ha dado, por lo que tengo y por lo que no tengo; por lo que soy y por lo que no soy; por lo que fui y por lo que pude haber sido. Gracias. Déjame sembrar para cosechar, pero ayúdame a cosechar lo que quiero. Por tanto ayúdame a sembrar.