Un blog con contenido bíblico para cubrir las necesidades espirituales de la mujer de todos los tiempos.
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martes, 8 de diciembre de 2020

 

   Te Espero        










Todo Cristiano está consciente que la venida del Señor está cerca.

Solo hay que ver todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor con este mundo.

Nuestro mundo está de cabezas y todo lo que hemos venido estudiando en La Palabra de Dios como los acontecimientos del fin, se están cumpliendo uno por uno, sin faltar uno de ellos.

Lo bueno es considerado como malo y lo malo y aborrecible es considerado como bueno y digno de aprobar.

Y lo más importante es que no hay vuelta atrás.

¡Señor Ven!... te espero.

Pero hay un versículo que habla muy claro a mi corazón y quisiera compartirlo con Uds.

Está en Santiago 5:8 y dice así:

Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.


Nos dice tres cosas muy importantes para nosotros los creyentes:

1º Que tengamos paciencia-

Entendiendo que Paciencia es la capacidad de sufrir, tolerar desgracias y adversidades o cosas molestas u ofensivas con fortaleza sin quejarse ni rebelarse.  Calma o tranquilidad para poder esperar.

No hay mejor nombre que puede recibir aquel que espera sin quejarse, ni importar el tiempo, el ser atendido por un médico.

Es un Paciente.

En nuestro diario vivir practicamos mucho la paciencia:

·      Cuando hacemos fila para algo

·      Cuando esperamos nuestro turno

·      Cuando no nos responden la llamada

·      Cuando esperamos el mejor momento para hablar

·      Cuando esperamos por una llamada importante

·      Cuando esperamos resultados

·      Cuando esperamos por comida

·      Cuando esperamos que el semáforo cambie

·      Cuando esperamos nos den paso…

·      Y cuanto más cuando estamos esperando por la venida de Nuestro Señor.


2º Que afirmemos nuestro Corazón-

Debemos tener claras nuestras convicciones y nuestra esperanza viva en las promesas que hemos recibido, oído y sabemos de nuestro Salvador por medio de su Palabra, la Biblia.

Sus promesas son SI y son verdad.

La duda no proviene de Dios, así que debemos desecharla por completo.

Afirmemos nuestra comunión e intimidad con nuestro Amo y Señor en oración y la meditación de Su Palabra.

Obedecer sin condiciones y en todo tiempo, es y debe ser lo único y lo más importante.

No es una opción, es un mandato.


3º Que esperemos al Señor-

Este verso nos afirma una vez más que la venida del Señor está cerca.

Eso ya lo sabemos y lo hemos entendido claramente.

Pero lo interesante es que tenemos un orden, unas metas a lograr; así que tengamos paciencia… y afirmemos nuestros corazones.

Solos así estaremos preparadas para recibir a nuestro Salvador como debe ser.

Para estar con Él por la eternidad.

Para conocerle cara a cara.

¡Ven Señor Jesús, te espero!

¿Podemos decir eso ahora?

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

  Basta a Cada Día su Propio Mal













Cuando leí por primera vez este versículo en la Biblia, en Mateo 6:34 que dice;

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Me llamó grandemente la atención, el que se contemplara cada día con su propio mal. ¿Por qué mal y no bien?

A medida que avanzo en la vida veo que para el hombre sus días en la Tierra, aparentan ser más los malos que los buenos,  por lo general.

Veamos el comienzo de un simple día común y corriente; para un ser humano de edad mediana, dígase de 35 años en adelante.

Citamos algunos ejemplos para que quede claro:

1.    Si no estamos enfermos, solo el despertar nos trae cualquier molestia o dolor que nunca antes habíamos experimentado en el cuerpo.

2.    Al cepillarnos, observamos arrugas, resequedad, ojeras, canas y demás detalles que han cambiado en nosotros.

3.    Notamos de inmediato unas libritas mal alojadas que nos dejan desanimados y recordando que debemos dedicarle más tiempo a los ejercicios.

4.    El trabajo nos agota y nos cansa más que antes, deseando que lleguen pronto las vacaciones añoradas.

5.    La comida ya debemos irla reduciendo en cantidad y controlando, pues no nos asienta igual o nos engorda más que antes.

6.    Postres y helados… ¡ni pensarlo! Ya no se pueden dar todos los gustos, resultan muy caros y menos a diario.

7.    Ya en la tarde estamos agotados, para seguir inventando mucho más actividades, preferimos algo más tranquilo y relax.

8.    Nos exaltamos con facilidad y perdemos la paciencia con el tráfico, con los niños, en el trabajo y hasta con nuestro compañero o esposo.

9.    Examinamos y le damos mente a problemitas que antes no nos molestaban, nos preocupamos a veces sin necesidad.

10. Empezamos a ver el lado negativo de las cosas y nos volvemos pesimistas con las cosas nuevas y arriesgadas.

11. Pensamos más bien en descansar y tomar todo con más calma, que involucrarnos en muchas actividades.

12. Visitamos los médicos con más frecuencia.

13. Añadimos vitaminas, medicamentos y cremas para mejorar la salud a la dieta diaria.

14. No nos agrada cuando tenemos que reconocer que no rendimos igual, ni tenemos la misma capacidad y destreza que cuando joven.

15. Empezamos a pensar en la muerte, que antes nunca lo consideramos.

16. Podemos sentarnos a ver el mar en la playa y no bañarnos.

17. Observamos fotos de cuando fuimos niños,  con nostalgia.

18. Sentimos que el tiempo va muy aprisa.


¿Quedó claro?

Qué bueno es saber por la Palabra de Dios; que NO podemos estar afanados, que solo nos debemos concentrar en el día a día que vivimos.

Recordemos que nuestra AGENDA (como dice mi esposo) debe estar en los cielos, y no en nuestras manos.

Nosotros podemos organizarla, pero solo Dios sabe si la llevaremos a cabo tal cual la hemos programado.

Solo si entendemos esto podremos vivir cada día disfrutándolo a plenitud y gozándonos completamente sabiendo que forma totalmente parte del plan de Dios para nuestra vida.

No nos sirve de nada afanarnos por el mañana, si no sabemos nada con certeza de él.

Aprendamos  a disfrutar todo lo que nos sucede, a ver lo bueno aún en las cosas malas o negativas a nuestros ojos, que nos acontezcan. Dios nos permite cada cosa para nuestro bien, si le amamos a Él, y todo tendrá un propósito especial y necesario.

Sabemos que el tiempo en esta vida es corto, y si no lo crees… mira hacia atrás, lo rápido que te han pasado los años.

El pasado, pasado es,  no volverá y nada podrás cambiar.

El futuro, ni siquiera el inmediato podemos asegurarlo… entonces,


¿Por qué no vivir a plenitud el presente?

¿Por qué no darle tu vida a Cristo y gozarte con cada minuto que te regala?

No sabemos cuánto nos falta.

Ni hasta donde llegaremos.

Ni lo que lograremos.

Démosle el sentido correcto a la vida, el que Jesús nos enseñó. Veamos Colosenses 3:23-4  lo que nos recuerda,

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Nuestra vida solo sirve si servimos…

Y si servimos a nuestro Amo, Rey y Señor; Jesucristo.

¡Sirvamos!

 


lunes, 24 de agosto de 2020

                  El Nido














¡Todo comenzó con un pequeño regalo!

Nos regalaron una canasta de orquídeas silvestres.

La canasta estaba hermosa; por lo que inmediatamente la colgamos en nuestra terraza.

En su nuevo lugar, la canasta no solo embelleció y adornó, sino que rápidamente se adaptó y no manifestó rechazo a su nueva ubicación.

Todos la veíamos y la admirábamos, y dentro de “todos” hago especial énfasis en una futura madre pajarito que merodeaba el patio buscando donde hacer su nido.















La cigüita palmera hizo un estudio rápido y preciso y un día echándole agua a la canasta, la vimos volar…estaba adentro muy reposada trabajando en su futuro proyecto de ser madre.

Al confirmar su presencia le dimos continuidad y revisábamos muy cuidadosamente de lejitos el nido cuando la madre salía.


                  




 



¡Qué maravillosa sorpresa, un día encontrar en el suelo unos cascaroncitos de huevo muy pequeñitos!

Pudimos ser testigos de dos hermosos pichoncitos diminutos que muy juntos y acurrucaditos estaban en el centro de la canasta.

Ya conscientes de tan maravillosos huéspedes, les ofrecíamos alimentos y agua indirectamente a la madre para que terminara felizmente su trabajo de alimentar y calentar a los pequeñitos.

¡Nos hemos sentido abuelos de mellizos!

Ver la mano de Dios sobre Su creación, nos deja perplejos y asombrados una vez más.

Mateo 6:26 nos dice,

“Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿no valéis vosotros mucho más que ellas?

Y si el Señor es así con las aves…

¿Cómo se imaginan será con nosotros, que somos su mejor creación?

Y sí… un día el nido estaba vacío, habían volado y partido nuestros pequeñitos huéspedes.

 

         La Lluvia


 










Las nubes chocan y las gotas caen.

Están lavando el cielo y rodando los muebles pesados, al sonido de los truenos.

Las plantas gozan y se divierten.

Algunos la reciben con alegría, otros no tanto.

El cielo se derrama y las plantas se alimentan y florecen.

Se oye un ruido placentero cuando cae al suelo y moja todo  a su paso.

Se huele a tierra mojada, olor peculiar solo de la lluvia.

El ambiente se embellece, toma un verde más hermoso.

Se limpia la superficie de la tierra.

Se recoge el polvo.

Se purifica el ambiente.

A algunos le provoca sueño y quietud.

Algunos niños salen a bañarse y a poner barquitos de papel en las cunetas, llenas de agua como ríos caudalosos.

El sol se oculta y se cubre ante tanta belleza.

Los pajaritos abren sus las y se bañan.

Se ilumina… y esperamos el sonido del trueno.

En el momento perfecto y en las condiciones adecuadas, las nubes cumplen y obedecen el mandato que recibieron de Su Creador.

"Él trae las gotas de las aguas. Al transformarse el vapor en lluvia."

Job 36:27

"... a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y le hace subir las nubes de lo postrero de la tierra: hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos".

Jeremías 10:13

¿Por qué no somos como las nubes, obedientes y sumisas a la voz de Dios y a lo establecido por Su Palabra? Si así fuésemos traeríamos a nuestra vida felicidad y alegría como lo hace... UN BUEN AGUACERO.



martes, 21 de julio de 2020


La mata de Guineos




Tener una mata de guineos en el patio de tu casa, es algo único. Tienes muchas ventajas, pero la primera y que todo el mundo sabe: poder saborear de su fruto, a su tiempo.

Sembramos esa cepa de guineo hace algún tiempo, bueno la sembró mi esposo pues si soy yo no creo hubiera tenido éxito. Y fue todo un acontecimiento verla ir creciendo, tirando hojas, tomando fuerzas…pero lo mejor de todo fue cuando echó la flor y sabíamos venia el tan esperado fruto o racimo.

Lo velamos día por día, siguiendo las instrucciones para no hacer nada indebido, hasta el momento de cortarlo y dejarlo madurar.
Claro está… nada se compara a COMERLO.

Disfrutar de todo un proceso de trabajo, con un tiempo indicado y un conocimiento adecuado, traerá su victoria.

Pues quisiera hoy si me lo permiten,  hacerles una especie de comparación con nuestra vida, pero con nuestra vida física es algo obvio, quisiera que fuera con nuestra vida espiritual; desde el momento en que nos convertimos a Cristo y nacemos de nuevo.

Comenzamos muy pequeños a crecer, somos una nueva vida, vamos desarrollándonos poco a poco, necesitamos de ayuda, tenemos que adquirir conocimientos de la Palabra de Dios (agua y abonos) que vayan haciéndonos crecer de manera adecuada.

Somos observados y ayudados.
A su debido tiempo damos fruto, comenzamos a compartir con otros lo que somos en realidad. Pueden otros saborear un buen fruto o uno atrofiado y mal atendido.

En el camino… que lleva su tiempo, podemos llegar a ser deseados o menospreciados por los demás.

Al probar nuestro fruto otros pueden anhelar tener lo mismo.

Tenemos un fruto: guineos pero no viene uno solo, vienen muchos.
Al convertirnos nuestro Dios nos da por medio del Espíritu Santo, su fruto.
Asímismo el fruto del Espíritu viene acompañado de varias cualidades que nos adornan: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza y fe. Así nos dice Gálatas 5:22.

Es muy importante que un buen Cristiano de fruto y haga discípulos que continuen la obra; que pueda seguir a su vez haciendo otros discípulos.
Así vemos la mata de guineos que cuando da su fruto muere pero, ya ha tenido quien la suplante y siga , continue; podemos observar varios hijitos de la misma planta que salen y crecen a su lado dispuestos a dar fruto igual.
Mateo 28 19-20
Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. 
Amén.

A este mandato Divino se le llamó la Gran Comisión, y somos llamados a obedecerlo todo aquel que se pueda llamar Cristiano.

Es nuestro deber después que nazco de nuevo, crecer, dar fruto y reproducirme en otros.
¿Por qué paso vas?