“Cita especial”
Hablar de una “cita especial” trae muchas expectativas a nuestra vida.
Y más si eres joven y es con alguien que te interesa.
Si recibes una invitación de que quieren verte para un encuentro especial, donde tienen algo importante que decirte,
me imagino la emoción que te arropa, solo con pensarlo.
Te preparas con tiempo suficiente, cambias cualquier otra actividad solo por atender esa “cita especial”.
Te arreglas lo mejor que puedes, te vistes de forma perfecta, atendiendo cada detalle con esmero, el pelo, las uñas, el vestido, zapatos, cartera, maquillaje, observando todo.
Estás lista con tiempo para llegar puntualmente, no lo quieres dejar esperando.
Ya frente a Él, te sientas y le prestas toda la atención posible, no le despegas tus ojos, es a ti que te está hablando, es directo a tu corazón.
No lo interrumpes, ni decides mientras te habla ver el celular, no te levantas a mitad de la conversación para ir al baño ni a tomar agua.
Esperas con atención y paciencia que termine de hablarte para entonces poder responderle.
¿No haces todo esto?
Y ¿por qué cuando tenemos el domingo una “Cita Especial con Jesús”, la persona que más nos ama, no nos comportamos así?
A veces:
· No nos interesa ir a nuestra cita
· Nos vestimos inadecuadamente
· No somos puntuales
· Nos distraemos con facilidad
· Nos levantamos y lo dejamos con la Palabra en su boca
· Nos comportamos con mala educación en el salón
· No somos capaces de responderle con una oración, ni siquiera de agradecimiento
· No le prestamos atención a lo que nos dice
¿Has pensado bien en esto?
Este domingo puedes hacer la diferencia.
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