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viernes, 24 de agosto de 2012





Cada cabeza es un Mundo

Por Yoli de Mallén

Este pensamiento tan simple, pero tan cierto lo ha venido escuchando hace mucho tiempo.
Y para mi asombro, mientras más personas he tenido la oportunidad de conocer, mas cierto encuentro la frase que dice: “Cada cabeza es un mundo”.

Cada persona y aún cualquier animal que porte o posea una cabeza es y será diferente a otro, esto lo vemos y nos asombramos una y otra vez, cuando apreciamos animales como la jirafa o la cebra,  con las pieles aparentemente iguales a nuestros ojos, pero cada una tiene franjas y formas de manchas diferentes una de la otra.

Aún los mellizos o hijos desarrollados dentro del vientre de su madre en un mismo óvulo; al nacer mostrarán algunas diferencias físicas, pero sobretodo en su forma de ser, su carácter y su personalidad.
Pueden criarse dos hijos en idénticas condiciones o ambientes y cada uno recibirá una impresión diferente que marcará de forma única su vida.

Cada uno de nosotros es único, no hay otro igual ni lo habrá. Hemos sido engendrados en un tiempo preciso; con padres ya  previamente establecidos. Tenemos un sexo definido y claro. Nacimos en un momento y lugar específico; hora, día, mes y año especial de nosotros.

Nuestra vida ha girado a nuestro alrededor y hemos aprendido de ella para bien o para mal.
Aún las experiencias negativas y dolorosas nos han servido para forjarnos y complementarnos. Han moldeado y madurado nuestro carácter.

Dios ha sido el creador de tantas exclusividades y diversidad que no nos queda más que quedarnos asombrados ante Su Divina Creación.
Dios ha creado todo un mundo de diversidad. Lo podemos ver claramente en: los animales de la tierra, del agua, del aire; lo podemos ver en la vegetación de la tierra, y dentro del mar; lo vemos en los diferentes terrenos, secos, húmedos, fértiles; lo vemos claramente en las personas, su sexo, su color de piel, su pelo, sus ojos, su nariz, su boca, su estatura, sus rasgos, su cultura, su idioma, sus costumbres.

Estamos aquí, como Su perfecta Obra Maestra, creados a Su Imagen y Semejanza, únicamente para darle toda la Gloria a El. Así lo podemos ver en Colosenses 1:16 que dice,

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.

Pero el hombre natural, no comprende esto, hasta que conoce de Dios, Su propósito y Su Palabra.
Cada cabeza tiene sus propios pensamientos, sus propios principios, convicciones, opiniones, toma sus propias decisiones, sus propios impulsos, sus debilidades, fortalezas, va por donde quiere, se alegra, sufre, llora, ríe, cuando quiere. Deja conocer a otros lo que quiere, pues comunica o esconde lo que quiere.

Nuestro Dios se complace con la exclusividad de cada una de sus creaciones. Cada uno es un ser único, diferente, aún pasen los años y más seres vivan y mueran; aún lo que nacen, siguen siendo diferentes uno de los otros.

¡Qué Dios tan increíble tenemos!
Y saber esto nos asombra aún más, dice Juan 3:16,

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

De tal manera amó Dios a todos y cada uno de nosotros, que dio a Su Hijo Jesús, para que todo aquel, de manera individual, que en El crea NO se pierda sino tenga Vida eterna, cumpla Su Propósito aquí en la tierra, de glorificarle por la eternidad.

Nuestro Dios no hace acepción de personas, El nos da la oportunidad a cada uno en particular de tomar nuestra propia decisión.

Cada cabeza es un mundo… pero podemos adquirir en este mundo, una cabeza perfecta, capaz de guiarnos, dirigirnos, cuidarnos, consolarnos… pero más que todo esto, Salvarnos de la condenación  y otorgarnos la vida eterna que todos anhelamos, y si no oye lo que nos dice Efesios, en sus capítulos 1,4 y 5 hablando sobre Cristo,

1:22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 

1:23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

4:15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

¿Quién no quiere una cabeza  como esta?

“Cada cabeza es un mundo”….
 Pero no todo el mundo tiene a Cristo como Cabeza… yo sí… ¿Y tu?


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