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miércoles, 23 de marzo de 2022

 

Sin Palabras

 


 

“Con la boquita cerradita te ves más bonita”

Desde hace mucho pensé este era un refrán popular… pero lo he buscado y buscado y no aparece entre los famosos.

¡Oh que pena! Debiera ser más famoso.

Pues de una manera simpática y hasta con rima nos recuerda a nosotras las mujeres, nuestra mejor actitud.

No son pocos los casos donde la mujer se convierte a Cristo primero y su marido NO. Ella claro está, preocupada por la salvación de su compañero hace todo cuanto considera importante para motivarle a ir a escuchar la Palabra de Dios o ser ella misma el medio para testificarle.

Pero Nooooooooo.

Con la boquita cerradita, te ves más bonita.

Veamos lo que nos dice 1 Pedro 3:1-2

 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 

 

Hermana está claro que ganarás el alma de tu marido, SIN palabras, por tu conducta y oración.

Es bueno que ya entendamos de una vez por todas, que al hombre no le gusta que le indiquemos lo que tiene que hacer, mientras más se lo repetimos…menos caso nos pondrán.

 

Así que les doy algunas ideas practicas que nos pueden ayudar:

·      Observemos y organicemos bien las palabras para cuando pidamos algo, no parezca una orden. Utilicemos; por favor, cuando puedas, seria muy bueno, si puedes, te lo agradeceré etc.

·      No le prediquemos, solo le demos ejemplo.

·      Si está airado por algo, no le respondamos nada, aunque tengamos razón, esperemos que se le pase el mal humor y entonces le hablamos de lo acontecido.

·      No le faltemos el respeto bajo ninguna circunstancia, eso abre las puertas para que nos falte el respeto a nosotras.

·      Solo le aclararemos los pasajes bíblicos que no entienda, cuando nos lo pida.

·      No lo invitemos a la iglesia, tenemos que dejarle que lo decida solo.

·      Seamos obedientes, sujetas y actuemos con diligencia a todas sus necesidades.

·      Acompañarlo no necesariamente significa estarle hablando continuamente.

·      Tratemos de no llevarle todas las quejas del día que tuvimos. Una cosa es conversar y otra es quejarse y lamentarse.

·      Que el hogar sea un refugio de paz y alegría donde todos deseen llegar.

Somos reconocidas como mujeres por hablar y hablar demasiado, pero con la ayuda de nuestro Dios podemos llegar a ser como la mujer virtuosa de Proverbios 31:26

Abre su boca con sabiduría,

Y la ley de clemencia está en su lengua.

 

Que nuestro deseo sea hablar menos y hacer más.

Hablar menos y oír más.

Hablar menos y orar y adorar más.





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