Un blog con contenido bíblico para cubrir las necesidades espirituales de la mujer de todos los tiempos.
Escríbeme a yolimallen@convertidosacristo.org o a yolimallen@gmail.com

jueves, 18 de noviembre de 2021

 

Un Ave sin nido










¡Jamás había experimentado algo así!

Me sentía que volaba y volaba alto buscando donde posarme, como un pajarito buscaba mi nido.

Estaba sin sitio…no lo encontraba.

Todo ocurrió muy rápido, tuve que salir de mi casa de 43 años con toda mi vida y sus memorias en poco tiempo, pues el Señor en Su misericordia y cuidado me consiguió que fuera alquilada justo en el momento que se vaciaba un apartamento debajo de mi hija y estaba disponible para mí.

Era la estrategia más perfecta que jamás se podía soñar.

Un apartamento más pequeño que mi casa y más seguro para mi condición, justo en el lugar jamás imaginado poder conseguir…y el alquiler de la casa…todo en el momento perfecto.

¡Oh mi Dios, cuán Grande eres!

¡Cómo puedes estar atento a esta sierva indigna, para tenerla tan en cuenta!

No les puedo negar que salir y abandonar mi casa por última vez fue un trago muy pero muy difícil.

Todas mis memorias, toda mi vida quedaba atrás.

Salí rápido me acordé de la mujer de Lot, pues no quería mirar atrás, mi corazón no me lo permitía.

Pero en lo que lograba entrar a mi nuevo hogar y podía ya dormir en él, pasaron unos días.

Estuve en sus casas con mis hijos que no han dejado de darme todo su apoyo y ayuda.

No sé qué hubiera hecho sin cada uno de ellos.

Pues los que conocieron a mi amado y extrañado esposo saben lo cuidada, protegida y atendida que estaba a su lado.

Pero justo en esos días, mientras esperaba… fue que experimenté ese sentimiento de volar de aquí para allá sin tener donde posarme, algo que fuese mi lugar, mi rincón, mi ramita donde descansar, mi hogar.

¡Pues mi Dios me lo dio!

Me ha preparado un nuevo nido, un lugar donde puedo posar.

Gracias doy a mi Dios, que sigue caminando conmigo, no me ha soltado de Su mano.

He visto y experimentado Su cuidado, dedicación y amor en todo momento.

Mi nuevo nido no está listo…pero iré trayendo ramitas poco a poco hasta darle forma.

Y espero el Señor me vuelva a dar el privilegio de poder hospedar conmigo a hermanos, familia y amigos igual que solíamos hacer.

Un hogar que pueda darle toda la Gloria a mi Dios.

¡Gracias Señor por darme mi nido!