Un blog con contenido bíblico para cubrir las necesidades espirituales de la mujer de todos los tiempos.
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sábado, 18 de diciembre de 2010




Pongamos Sal a Nuestra Predicación

Por Yoli de Mallén

 “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos10:14-15.

¿Cuántas veces hemos leído y re-leído estas palabras? Sabemos a conciencia que es a nosotros que Dios nos está hablando.  ¿Y qué estamos haciendo?

Y con estas otras palabras que menciona Timoteo en su segunda carta, versos 1 y 2:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino que prediques la palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

No puede el Señor ser más claro con su mandato, de nuestra responsabilidad de llevar la palabra, la noticia, las buenas nuevas de Salvación a otros; llevarles a conocer de Cristo, del Cristo crucificado.

Pero no solo es hablarles, sino que nuestra palabra sea con gracia, sazonada con sal, como dice Colosenses 4:6:
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno.”

Este relato que aparece a continuación lo leí hace poco en un libro que una hermana compartió conmigo llena de entusiasmo. El libro se titula “Si quieres caminar sobre las aguas, tienes que salir de la barca” por John Ortberg.
Y esta anécdota que comparto contigo hoy estaba dentro de la lectura, la copié tal cual se narra en las páginas 83 a la 85:

“Jeffrey Cotter relata una ocasión, un inolvidable viaje en avión en el que se arriesgó. De regreso de una entrevista de trabajo y vestido con “blue jeans”, este pastor se encontró sentado junto a un hombre de negocios, lector de Wall Street Journal, con un portafolio y traje tipo diplomático. El impulso inicial de Cotter fue evitar cualquier conversación ( en especial relacionada al trabajo), pero cuando Don Graduado de Finanzas lo saludó, perdió esa opción. El hombre laboraba en lo que denominó el negocio de clínicas embellecedoras de la figura. Le habló de la manera en que podía cambiar la autoestima de una mujer cambiando su cuerpo; también le habló de su emoción acerca del poder y el significado de lo que hacía.
Cotter quedó impactado por el orgullo del hombre, su trabajo y sus logros. Se preguntó por qué los cristianos no somos más así y por qué somos con frecuencia tan defensivos respecto a nuestra fe. Se percató entonces de que, debido al temor, había permanecido esquivándolo durante todo el vuelo.
Observando con escepticismo la vestimenta de Cotter, Don Graduado en Finanzas le preguntó sobre su trabajo.

Dejemos que Cotter lo cuente desde aquí:
El Espíritu comenzó a moverse sobre la faz del abismo. ¡Orden y poder surgieron del caos! Una voz, un susurro, me recordó: “Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor”.
-Qué interesante que tengamos semejantes negocios e intereses- le dije- Usted está en el negocio de la transformación del cuerpo; yo, en el de la transformación de la personalidad. Aplico principios básicos teológicos para lograr la modificación esencial de la personalidad.
Mordió el anzuelo, pero sabía que nunca lo admitiría. (El orgullo es poderoso)
-¿Sabes qué?, ya he oído de eso- respondió con duda- pero, ¿tiene oficinas en la ciudad?
-Bueno, tenemos muchísimas oficinas. Por todo el estado. Es más, tenemos presencia nacional; tenemos al menos una oficina en cada estado del país, incluyendo Alaska y Hawaii.
El hombre tenía una mirada intrigada. Trataba de identificar a esta gran compañía de la que seguramente había leído o escuchado antes, tal vez en su Wall Street  Journal.
-De hecho, ya nos expandimos a nivel internacional. Y la administración tiene planes de establecer al menos una oficina en cada país del mundo para el final de esta era de negocios.
Hice una pausa y le pregunté:
-¿Su negocio tiene un plan semejante?
-Bueno, no. Todavía no- me respondió- pero usted mencionó a la administración. ¿Cómo hacen que todo funcione?
- Es una preocupación familiar. Un Padre y su Hijo… manejan todo.
-Debe costar  muchísimo capital – comentó  con escepticismo.
-¿Se refiere al dinero?- pregunté- Sí, eso supongo. Nadie sabe cuánto cuesta, pero no nos preocupamos porque nunca nos quedamos cortos de recursos. Parece que el Jefe siempre tiene suficientes. El es una persona muy creativa… Y el dinero, bueno simplemente esta ahí. Es más los que estamos en la compañía tenemos un dicho acerca del Jefe: “El posee todo el ganado sobre miles de montañas”.
-Oh, ¿así que también se dedica a  la cría de ganado?- preguntó mi cautivado amigo.
-No se trata de un dicho que utilizamos para indicar su riqueza.
Mi amigo se acomodó en el asiento.
-¿Y qué de usted?- me preguntó.
-¿Los empleados? Somos todo un caso -  le dije- tenemos un “Espíritu” que satura la organización. Funciona más o menos así: El Padre y el Hijo se aman tanto que su cariño se filtra a través de toda organización de manera que terminamos amándonos unos a otros también. Sé que esto se oye muy anticuado en un mundo como el nuestro, pero hay gente en la organización que esta dispuesta a morir por mí. ¿En su negocio pasa algo semejante?

En ese momento estaba a punto de gritar. La gente comenzó a moverse notoriamente en sus asientos.
-Todavía no –contestó Y luego cambiando rápidamente de estrategia, me preguntó- ¿Y le ofrecen buenas prestaciones?
-Son abundantes – contraataqué con un destello- Tengo seguro de vida total y seguro contra el fuego, todo lo básico. Puede no creer esto, pero es cierto: Tengo la propiedad de una mansión que se está construyendo en este momento para cuando me retire. ¿Cuenta usted con eso en su negocio?
-Todavía no – respondió en tono melancólico.

Comenzó a amanecer.
-¿Sabe qué?, hay algo que me incomoda. He leído muchos periódicos y revistas y, si su negocio es todo lo que usted dice que es, ¿por qué no he escuchado nunca acerca de él?
-Esa es una buena pregunta - le dije – Después de todo, tenemos una tradición de más de dos mil años… ¿Quisiera asociarse?

Durante los siguientes cinco minutos, nos convertimos en algo más que extraños casuales.

Creo que definitivamente Nuestro Señor sazonó con sal las palabras del hermano Cotter para hablarle a su compañero de viaje.
Aprovechemos este ejemplo y pidámosle a Nuestro Dios podamos predicar con Gracia y Denuedo cada vez que se nos demande razón del evangelio.

¡Adelante hermanos, que podamos ser considerados por Nuestro Señor dentro del grupo de “los pies hermosos” por anunciar las buenas nuevas de Salvación!


sábado, 6 de noviembre de 2010




LO QUE QUIERO PARA MI

 Por Yoli de Mallén


¿Cuántas veces he pensado: “ definitivamente yo soy el merecedor de eso, es a mi que me corresponde, ¡que poca amabilidad para con los demás!,   soy el más indicado para hacerlo bien, es mi turno tengo prisa, no puedo olvidar lo que me hiciste, por lo menos dame las gracias, quítate  yo llegué primero, ¡ya no hay educación!,  es a mi que me toca ahora, yo lo puedo hacer mucho mejor que tu”…?

¿Dime si no te gustaría?

Que te cedan el asiento, si estás de pie cansado.
Que nadie te quite tu turno, después que has esperado con paciencia.
Que te dediquen el tiempo justo que necesitas.
Que te escuchen con  total atención.
Que no te engañen.
Que no te mientan.
Que no te hablen mal.
Que te traten con amabilidad y cortesía.
Que no te griten ni ofendan.
Que no te menosprecien ni ignoren.
Que no te rechacen.
Que te traten con justicia.
Que te atiendan correctamente.
Que no te avergüencen delante de otros.
Que no divulguen tus secretos.
Que no se rían a tus espaldas.
Que reconozcan tus esfuerzos.
Que sean agradecidos con tus favores.
Que te perdonen y no te guarden rencor.
Que t e crean y acepten como eres.
Que te ayuden cuando los necesitas.
Que te acompañen para no ir solo.
Que te consuelen en tus momentos de pena.
Que se gocen con tus éxitos.
Que oren por ti.
Que estén atentos a tus necesidades.

¿Pero, qué dice la Biblia en el Evangelio de Mateo 7:12?

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.

Y ¿quiénes son esos “hombres” a quién hay que hacerles todas las cosas que queremos hagan con nosotros?  Jesús nos habló bien claro:

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.  Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a lo que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen  también lo mismo los publicanos?  Y si saludáis a vuestro hermano solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen así los gentiles? Sed, pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. (Mateo 5: 43-48)

Comencemos AHORA a dar y a hacer para poder recibir…

Comencemos a sembrar, para poder algún día cosechar…






lunes, 1 de noviembre de 2010





TENIA TODO...NO TENIA NADA


Por Yoli de Mallén


Ella era solo una joven de 25 años casada y ya con una hermosa niña de 3 añitos de edad. Vivía en un modesto  apartamento con su marido, el cual trabajaba arduamente para mantener a su familia.

En una ocasión leyó un artículo que no podía ser más llamativo:
“Las tres cosas que una persona necesita para ser feliz”:
1.       Alguien a quien amar
2.      Algo que hacer
3.      Algo que esperar
Ella, pensándolo bien, tenía las tres cosas y a plenitud…

1.    Tenía un esposo maravilloso a quien amar,
2.      tenía  una hija pequeña y ya estaba esperando otro bebé, por tanto comenzaba un proceso de crianza bastante arduo, por tanto tenía  mucho que hacer,
3.      y tenía una buena posición económica, por tanto tenía muchas cosas que podía esperar: regalos, viajes, proyectos, antojos etc.

Pero ¿saben qué?  NO era feliz.
Había un sentimiento de vacío en lo más profundo de su interior, que no encontraba nada que lo llenara. Si quería algo,  pensaba que  con eso, podría satisfacer  así su necesidad, luego que lo conseguía,  volvía a sentir el mismo vacio.
Lo que conocía de Dios había sido a través de sus padres, unos católicos solo de nombre (muy malos practicantes) y las monjas del Colegio que asistió, desde su niñez hasta el Bachillerato.

Cuando ya tenía  su primera hija y estaba con cuatro meses de embarazo del segundo bebé, su esposo se inquietó mucho en saber qué le enseñarían  a sus hijos y cómo lo guiarían espiritualmente por la vida. Así que comenzaron juntos  a buscar en la Iglesia en que ambos nacieron… y NADA consiguieron, seguía el vacio.
Pero el Señor en su gran misericordia con que amó al mundo, tenía todo un plan preparado para enseñarles la verdad de su Palabra, a esta pareja que lo buscaba de corazón.

Así que una noche en casa de un familiar y socio, que ya había conocido la verdad del Evangelio, se les predicó el Plan de Salvación y fueron respondidas todas sus preguntas e inquietudes por la Biblia.
También les hablaron por primera vez de la venida de Cristo por su Iglesia, los creyentes.  Ella nunca había oído esto: “QUE CRISTO VIENE” y que podía ser ahora mismo, pues ya todo estaba cumplido.

¡Qué angustia, desesperación y miedo sintió!
Pues estaba segura que ella se quedaba si esto sucedía, y ella no quería esto por nada, quedar fuera de la presencia de Dios en el infierno por una eternidad.  Por lo que…
¡Esa  misma noche oró al Señor, le pidió perdón por sus pecados, los cuales la habían alejado de Dios, reconoció la obra de Cristo en la cruz a su favor y le pidió salvara su alma, decidiendo seguirle y obedecerle!
A la mañana siguiente su esposo le dijo: ¿Sabes qué? Me convertí a Cristo antes de dormirme anoche. Y ella  llena de alegría le respondió: Y Yo también.

¡Qué regalo tan maravilloso les había preparado el Señor!
Ambos habían sido Salvos el mismo día.
De aquí en adelante TODO cambió.
Nacieron a una nueva vida. Empezaron a conocer a Su verdadero Dios como realmente es, a través de Su Palabra. Empezaron a tener respuesta y dirección a todas sus inquietudes:
  • para su matrimonio
  • para con sus hijos
  • con sus amigos
  • con su vida
  • con su prójimo
  • con su futuro
  • con su trabajo
  • con TODO
Encontraron llenar por completo el vacío que tenía su corazón que era del tamaño de Dios, por tanto, encontraron la verdadera felicidad.
Ahora sí tenían:
  1. A quién amar… a Dios
  2. Qué hacer…Obedecerle
  3. Qué esperar…todas Sus Promesas
En el libro de Romanos, capítulo 8, encontraron el significado del verdadero amor de Dios a través de Su Hijo Jesucristo, cuando dice en el verso 35-39:
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia  o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?  Como está escrito:
                Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
                Somos contados como ovejas de matadero.
Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto, ni lo  profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Ella comprendió que el verdadero significado de las palabras “siempre y nunca”, solo le pertenecían a Dios.
“Siempre”  estaría con El, pues ya tenía la Vida Eterna.
“Nunca” vendría a condenación, pues había pasado de muerte a vida.

Por tanto toda su vida, su alma, cuerpo y corazón, sin condiciones la dedicó al Único y Sabio Dios, a Su Rey y Señor, a Su Amo y Salvador, al Dios de lo Imposible, al Todopoderoso.

Todo esto es un testimonio de la vida real.
Todo esto me ocurrió a mí.




miércoles, 27 de octubre de 2010





LA PACIENCIA,  FRUTO  DEL  ESPÍRITU



Por Yoli de Mallén

Tomar la decisión de ir al médico, resulta a veces algo urgente,  una emergencia, otras veces necesaria, otras solo es buscando una segunda opinión, otras una visita regular anual.

Sea cual fuere la razón de la visita normalmente uno llega temprano y tiene que tomar un turno para poder ver al médico que desea. Es muy probable que la sala esté llena y el médico ni haya llegado; así que solo resta sentarse y esperar… esperar… y esperar.  Este personaje recibe el nombre de “paciente”.

Este tiempo de espera conlleva una serie de actividades: leer un libro o periódico, ojear una revista, hacer un crucigrama, jugar con su celular o teléfono móvil, hablar con su compañero de al lado o simplemente dedicarse a observar todo lo que ocurre a su lado. Esto sin mencionar las madres que van con sus hijos pequeños que hacen un intensivo de ejercicios, corriendo arriba y abajo atrás de los niños y su actividad incansable. A nadie le agrada este proceso, pero al fin y al cabo tenemos que  sufrirlo una y otra vez para lograr obtener los resultados que deseamos o necesitamos; poder ver al doctor.

El “paciente” recibe el nombre perfecto debido a su situación, pues sabe o más bien “tiene” que esperar, esperar  y esperar; el desesperarse no le resuelve, ni el quejarse, ni el pelear; solo esperar con paciencia.

Para el Cristiano,  la paciencia es parte del fruto del Espíritu, algo que adquirimos cuando nos convertimos y viene el Espíritu de Dios a morar en nuestro corazón. Es un solo fruto, con todas estas características.
Gálatas 5:22-23 dice:
“Más el fruto des Espíritu, es amor,  gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad y fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley”.

El Cristiano espera con paciencia ver cumplirse una y otra vez las bellas promesas de nuestro Dios, definidas en Su Palabra.
Espera con paciencia ver cómo el Señor va trabajando en su persona llevándole a la madurez espiritual, la santidad.
Espera con paciencia cómo va el plan de Dios para su vida día tras día.
Espera con paciencia ver a Dios moldeando en su vida en medio de las pruebas o tribulaciones que se le presentan.
Espera con paciencia ser redimido de este cuerpo de muerte y revestido del nuevo en el momento de su muerte y resurrección con Cristo.
El paciente espera, espera al médico y espera de él, la mejor respuesta.
El Cristiano pacientemente espera a Su Salvador, pero ya ha tenido la mejor  respuesta, la Salvación de su alma, el perdón de sus pecados, la Vida Eterna.

Apocalípsis  14:12-1 3 dice:
Aquí la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, por que sus obras con ellos siguen. Amén”.


lunes, 25 de octubre de 2010




LA  LUZ   INAGOTABLE



Por Yoli de Mallén


Existe un grupo de personas que han experimentado alguna vez en su vida una situación como esta que narro a continuación:

“Te encuentras en tu casa, en tu cuarto o en cualquier otro lugar bien conocido, estás bien ocupado haciendo algo importante que por supuesto requiere de la iluminación de la energía eléctrica, ya es tarde en la noche, estás sumamente atento, concentrado en tu trabajo y en el deseo de terminarlo.  Cuando sin esperarlo, sin avisar, en un momento, sin darte cuenta, tus ojos ya no ven nada, todo está tan oscuro que no puedes ver ni la palma de tu propia mano".

¿Qué pasó? Como acostumbramos decir; UN APAGÓN. 
Cesó la energía eléctrica. En ese momento, tienes que recordar dónde dejaste un foco o algo que pueda alumbrarte y para hacerlo, aún en tu propio cuarto donde conoces cada rincón,  mueble y adorno; aún allí  tropiezas, no sabes si está cerca o lejos la puerta, si te golpearás la cara con algo, no ves lo que está tirado en el suelo, no encuentras lo que buscas por más que lo intentas; te vas sintiendo indefenso, inseguro, inquieto, desesperado; solo quieres encontrar algo que te saque de esa oscuridad de una vez por todas.

¡Qué terrible sensación de impotencia! Quisieras oír la voz de alguien  que se acerque  a rescatarte con un foco o una simple vela.
El tiempo pasa lentamente y tu desesperación crece cada  vez más rápido.

¿Has vivido algo así?

¡Qué curioso ver cómo las Escrituras narran un suceso parecido para todo aquel que no ha conocido a Cristo como su Salvador personal! Para aquel que no ha recibido la LUZ que es Cristo Jesús, aquel que está en las tinieblas de la noche, tropezando con todo, sin saber para dónde va, inseguro, insatisfecho, temeroso, desesperado, vacío. En Juan 11:9-10 leemos:

“Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza porque no hay luz en el”.

También Juan 8:12 dice:

Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

¿Has sentido que tu vida gira en las tinieblas de la noche, aún brille el sol del mediodía?

Solo Jesús cuando le entregas tu vida y tu corazón, para seguirle en obediencia, puede llenar todo tu ser de esa Luz inagotable que brillará no solo para iluminarte el camino que debes seguir, sino para que otros vean en ti ese faro que los ilumine y les enseñes a ellos también el verdadero camino a seguir.
Hechos 13:47 dice:

“Porque así nos ha mandado el Señor diciendo: te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”.

Amigo, si estás en oscuridad, no sigas tropezando y busca la Luz de Jesús e ilumina tu vida, ahora…
 Y si ya eres faro, procura alumbrarle a otros la verdadera ruta segura.

sábado, 23 de octubre de 2010









¿ÁRBOL   U   HOJARASCA?


Por  Yoli de Mallén


En nuestro País a diferencia de otros países, en esta fecha de Diciembre, no podemos observar tan claro los cambios de estaciones. Para esta época de “Invierno”  aparte de un fresquito más agradable en algunas ocasiones, un sol más brillante y menos caliente y muchas hojas caídas de algunos árboles, no tenemos mucha a diferencia con el resto del año.

Pero hay otros países que sí pueden destacar bien la diferencia; solo con mirar algunos árboles queda bien marcada la estación del año en que se encuentran; cambian de color sus hojas y las botan todas, no les queda nada más que el tronco y las ramas vacías, que luego se llenan de nieve.

Pero aún dentro del grupo de árboles que soportan la terrible temporada de la nieve y el espantoso frio, existe uno que por sus características tan peculiares fue motivo  hasta de Adoración en un tiempo de la historia Antigua. Su hoja no caía y se mantenía verde y fresco aún bajo terribles tormentas de nieve. Este árbol fue el PINO. Dice la historia que fue la razón por la cual algunas personas lo entraban en sus casas, lo adornaban, le ponían luces y lo llegaron a Adorar como el Dios de la Naturaleza.

Pero hoy no queremos hablar del pino, sino  que queremos vislumbrar las hermosas cualidades que tiene un majestuoso árbol y más si está sembrado junto a  corrientes de agua:
·         Crece fuerte y a toda cabalidad, no está limitado
·         Ofrece refugio
·         Ofrece alimento
·         Ofrece seguridad y protección
·         Refleja confianza
·         Refleja belleza, admiración
·         Refleja estabilidad, firmeza
·         En casos de países  con nuestro clima, posiblemente  no sufrirá cambios, siempre estará verde, bien alimentado
·         Su hoja no caerá
·         Dará siempre su fruto
·         Estará bien arraigado, en el lugar apropiado con raíces profundas y fuertes; posibles de soportar cualquier viento o tempestad.


Nuestro Dios  que es tan claro en todos sus ejemplos,  nos hace  una hermosa comparación del hombre que es bien  atendido desde pequeño, con ese árbol bien sembrado. 
Nos enseña que si ese pequeño ser que recién nace somos capaces de igual que el árbol, sembrado junto a corrientes de agua, entiéndase aquí  “sembrado” junto a la Palabra de Dios; esta le suplirá todo lo necesario todos los días de su vida, continuamente. No le quedará  otro futuro que no sea ser un BIENAVENTURADO, feliz y se va más allá diciendo que todo lo que haga prosperará.

Podemos verlo claramente en la Biblia en el Salmo 1:1-3 y para afirmarlo también lo refleja Jeremías 17:7-8. En estas porciones de la Palabra de Dios vemos la misma idea; extraigamos sus enseñanzas para hacer de nuestros hijos hombres felices y prósperos en el día de mañana:

1.      Velemos a quienes le permitimos a su lado, que puedan influenciarle de manera negativa en sus vidas, ya sea con malos consejos o malos ejemplos, hombres pecadores.
2.      Velemos de todo cuanto ven y oyen que los lleve a buscar y hacer lo incorrecto, lo malo. O simplemente los haga amar más las cosas del mundo que las de Dios.
3.      Que encuentre deleite en la Palabra de Dios, que sus enseñanzas, en sus historias, en sus consejos; que puedan ser parte de su vida diaria y práctica.
4.      Que todo cuanto le suceda y le rodea vaya relacionado con las maravillas de Dios a nuestro favor, desde que comienza el día hasta que termina.
5.      Que reconozca la presencia de Dios todo el tiempo a su lado, su mirada y conocimiento de todo cuanto hace (nada hay oculto para Él)
6.      Que pueda reconocer la Santidad de Dios y el pecado nuestro.
7.      Que pueda practicar en su vida lo que es arrepentirse, pedir perdón y obedecer cuantas veces se requiera.

Recuerda…

Nuestro concepto de Dios, será su concepto de Dios.
Nuestra relación con Dios, será su relación con Dios.
Nuestro conocimiento de Dios, será su conocimiento de Dios.
Nuestro amor a Dios, será su amor a Dios.
Nuestra obediencia a Dios, será su obediencia a Dios.

¿Deseamos que nuestro hijo sea  como ese árbol bien plantado… o una hojarasca llevada por el viento de aquí para allá, o la retama (pajón) que mora en las sequedades del desierto vagando sin lugar fijo?
Observemos el final de nuestra lectura, en el Salmo 1: 4-6 y en Jeremías 17:5-6.

Trabajemos para que el futuro de nuestro hijo se proyecte como  cita el Salmo 112; un hombre Feliz, con descendencia poderosa, bendecido, con riquezas y bienes abundantes, justo, misericordioso, sin temor al porvenir, estable, confiado en quien a creído, el Dios Todopoderoso.



Tenemos a la mano  (la Biblia) lo único que necesitamos…

 ¡ADELANTE!