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martes, 10 de enero de 2023

 

Luminares en el mundo









 


Llegó el momento de quitar los bombillitos y las lucecitas con motivo de la Navidad.

A veces me gustaría las dejaran todo el año, pues se ven muy bonitas y alegran, iluminan y embellecen a su alrededor.

Pero, solo las disfrutamos en la época Navideña.

 

Ver las lucecitas me trae a la mente un versículo hermoso que contiene las Sagradas Escrituras en Filipenses 2:12-16,

1Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; 16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

Somos llamados a ser luminares en el mundo, lucecitas que iluminen a otros.

No solo por un tiempo del año, sino desde que conocimos a Cristo como nuestro Salvador.

¡Qué privilegio!

Pero eso requiere diligencia, como nos dice este pasaje:

1.    Debemos ser obedientes a la Palabra de Dios y a todo lo que se nos pide.

2.    Ocuparnos de nuestra Salvación con temor y temblor, como algo apreciado y de gran valor.

3.    Entender que Dios producirá en  nosotros el ánimo y el poder para hacer todo lo que nos venga por delante.

Conforme a Su Voluntad.

4.    Evitemos los chismes, murmuraciones y pleitos. Estemos atentos a lo que hablamos y decimos.

5.    Seamos irreprensibles, hasta donde dependa de nosotros, que no tengan por qué señalarnos.

6.    Que no perdamos la sencillez y la humildad que Cristo nos enseñó.

7.    Que seamos unos dignos hijos de Dios, con un bueno y  fiel testimonio que nos acompañe.

8.    Que brillemos y reflejemos la imagen de Cristo vivo y no del hombre muerto en pecado que somos.

9.    Que permanezcamos aferrados a la Palabra de Dios como nuestra ancla y fundamento.

10.                 Que podamos llegar al final sin ninguna desviación ni equivocación. Que podamos gloriarme de no haber corrido y trabajado en vano.

 

Así seremos hermosas Lucecitas que brillarán todo el año, que iluminarán el camino a otros que estén en oscuridad.

Así como una vez lo hicieron con nosotros.

Llevemos con dignidad la Imagen del Cristo vivo, siendo Luz como Él es Luz del mundo.

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