El Primer Nieto
Ser padres es una experiencia que hay que vivirla
para entenderla a plenitud.
No solo por todas las emociones que conlleva desde
el embarazo. Sino el traer al mundo un ser tan especial, fruto de un amor
especial.
Luego verlo crecer, aprender, desarrollarse,
formarse en adulto y ser capaz de empezar otra familia, es algo realmente
impresionante.
Pero, cuando nos ponen en los brazos a esa
criatura pequeña e indefensa, que llamamos el primer Nieto…
¡Bueno, eso es otra cosa!
Poder apreciar ese ser que es parte nuestra
también, pues aún tan pequeños podemos observar rasgos de nosotros: nuestra
forma de ojos, nariz, boca y hasta lunares o marcas que son solo nuestras.
Eso nos llena de asombro y emoción.
Nos remontamos a cuando empezamos nosotros también
a tener nuestros hijos. Vemos la situación desde afuera, como un espectador de
una película en su asiento en la sala de cine.
Nos somos los protagonistas ahora, pero conocemos
perfectamente por experiencia propia cada cosa que va sucediendo, y casi
podemos predecir lo que sucederá.
Ese primer nieto va marcando el camino para todos
los demás que llegarán después.
Será cada uno diferente, especial y único. Con
rasgos, características y forma de ser exclusivas.
Pero el primer Nieto, siempre será el Primero:
· El
primer Nieto que tomaste en tus brazos
· El
primero que te llamó ABUELA
· El
primero que te habló
· El
primero que te abrazó y llenó de besos
· El
primer cumpleaños
· El
primero que viste ir al colegio
· El
primero que le hablaste de Cristo
· El
primero que viste sus logros y habilidades
· El
primero por el que oraste sin cesar
· El
primero que se accidentó
· El
primero que se enfermó
Tendremos muchos o pocos nietos, pero siempre
habrá uno que fue el Primero, el #1.
Proverbios 17:6 nos recuerda,
Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
Los nietos adornan nuestras cabezas, los exhibimos
ante todos con mucha satisfacción.
Si tenemos nietos es que somos abuelos…y como
abuelos no podemos olvidar cuál es nuestro papel:
1.
Apoyar y no interferir en la educación
y crianza que están recibiendo de sus padres.
2.
Oremos por nuestros hijos y nietos.
3. Solo
emitamos opinión cuando se nos solicite.
4. No
cambiemos las normas ya establecidas por los padres, aunque no estemos de
acuerdo. Ellos son los responsables.
5. Ayudemos
en lo que nos soliciten.
¡Dios bendiga
nuestras Coronas!
Aprendamos a
disfrutar y valorar cada uno,
cada momento,
cada situación.
Seamos agradecidos, y
ojalá Dios nos conceda nietos que deseen estar con nosotros.
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