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jueves, 23 de marzo de 2023

 

Obedecer y ya





 









Cuando teníamos nuestros hijos pequeños, les repetíamos una y otra vez que:

“Obedecer era hacer las cosas rápido y contento”

 

Fue algo que aprendimos de la Biblia, pues damos siempre gracias a Dios que Su Palabra pudo ser el manual de vida práctico diario. Pues nos convertimos a Cristo teniendo a nuestra hija, pequeña y otros naciendo.

Por lo tanto, pudimos aplicar en ellos las enseñanzas, la disciplina y la amonestación que Dios nos deja en Su palabra, confiados en que veríamos los resultados a largo plazo.

 

Ver la obediencia de algunos personajes Bíblicos en sus diversas situaciones de sus vidas, no deja de seguir siendo asombroso a mi vida y a mi alma.

Me anima a ser obediente y ya.

 

Caso #1

Jehová habló a Abram y lo sacó de su tierra , mandándolo a un lugar desconocido.

Génesis 12:1-4

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

Abram siendo un hombre viejo de 75 años, con comodidades y muchas posesiones, salió de su tierra dejándolo todo a un lugar desconocido por él.

Solo obedeció y ya.

 

Caso #2

El caso de Abraham cuando fue llamado a sacrificar a su único hijo Isaac.

Génesis 22:1-3

 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

Abraham ni le comentó a su esposa, ni lo pensó, ni le respondió a Dios.

Solo obedeció y ya.

 

Caso #3

Cuando José recibe en sueño el aviso de que Jesús corre peligro y deben trasladarse a Egipto.

Mateo 2:13-14

Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,

José ni siquiera esperó que amaneciera el día, se despertó del sueño, no comentó ni argumentó.

Solo obedeció y ya.

 

Caso #4

Jesús nuestro máximo ejemplo de obediencia y sumisión al Padre.

Filipenses 2:5-8

 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Nuestro Salvador no cuestionó, ni se quejó. Dejó su trono de gloria, tomó forma de hombre, se humilló y vino al mundo y dio su vida por mí.

 

¿ Qué me queda a mí por hacer?

Cuestionar, pensar, opinar, discutir, esperar…jamás.

Solo puedo obedecer y ya.

 

Lecturas Matutinas por C.H. Spurgeon

 

“Señor ayúdame a glorificarte.

Soy pobre, ayúdame a glorificarte conforme con lo que tengo.

Estoy enfermo, ayúdame a honrarte con mi paciencia.

Tengo talentos, ayúdame a ensalzarte, usándolos para ti.

Dispongo de tiempo, ayúdame a redimirlo para poder servirte.

Tengo un corazón para sentir, Señor, que mi corazón no sienta otro amor que el tuyo y no se inflame otra llama que la del amor a Ti.

Tengo una mente para pensar, ayúdame, Señor a pensar en Ti y por Ti.

Tú me has puesto en el mundo con un propósito, muéstrame, Señor, cual es, y ayúdame a cumplirlo.

Yo no puedo hacer mucho, pero como la viuda puso las dos blancas, que constituían todo su haber, yo pongo mi tiempo y eternidad en tu Tesorería.

Soy todo tuyo, tómame y capacítame para glorificarte, ahora en todo lo que diga, hago y tengo.”

En Cristo Jesús te lo pido, amén.

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