Te Espero
Todo Cristiano está consciente que la venida del
Señor está cerca.
Solo hay que ver todo lo que está sucediendo a
nuestro alrededor con este mundo.
Nuestro mundo está de cabezas y todo lo que hemos venido
estudiando en La Palabra de Dios como los acontecimientos del fin, se están
cumpliendo uno por uno, sin faltar uno de ellos.
Lo bueno es considerado como malo y lo malo y
aborrecible es considerado como bueno y digno de aprobar.
Y lo más importante es que no hay vuelta atrás.
¡Señor Ven!... te espero.
Pero hay un versículo que habla muy claro a mi
corazón y quisiera compartirlo con Uds.
Está en Santiago 5:8 y dice así:
8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.
Nos dice tres cosas muy importantes para nosotros
los creyentes:
1º Que tengamos paciencia-
Entendiendo que Paciencia es la capacidad de
sufrir, tolerar desgracias y adversidades o cosas molestas u ofensivas con
fortaleza sin quejarse ni rebelarse.
Calma o tranquilidad para poder esperar.
No hay mejor nombre que puede recibir aquel que
espera sin quejarse, ni importar el tiempo, el ser atendido por un médico.
Es un Paciente.
En nuestro diario vivir practicamos mucho la
paciencia:
· Cuando
hacemos fila para algo
· Cuando
esperamos nuestro turno
· Cuando
no nos responden la llamada
· Cuando
esperamos el mejor momento para hablar
· Cuando
esperamos por una llamada importante
· Cuando
esperamos resultados
· Cuando
esperamos por comida
· Cuando
esperamos que el semáforo cambie
· Cuando
esperamos nos den paso…
· Y
cuanto más cuando estamos esperando por la venida de Nuestro Señor.
2º Que afirmemos nuestro Corazón-
Debemos tener claras nuestras convicciones y
nuestra esperanza viva en las promesas que hemos recibido, oído y sabemos de
nuestro Salvador por medio de su Palabra, la Biblia.
Sus promesas son SI y son verdad.
La duda no proviene de Dios, así que debemos
desecharla por completo.
Afirmemos nuestra comunión e intimidad con nuestro
Amo y Señor en oración y la meditación de Su Palabra.
Obedecer sin condiciones y en todo tiempo, es y
debe ser lo único y lo más importante.
No es una opción, es un mandato.
3º Que esperemos al Señor-
Este verso nos afirma una vez más que la venida
del Señor está cerca.
Eso ya lo sabemos y lo hemos entendido claramente.
Pero lo interesante es que tenemos un orden, unas
metas a lograr; así que tengamos paciencia… y afirmemos nuestros corazones.
Solos así estaremos preparadas para recibir a
nuestro Salvador como debe ser.
Para estar con Él por la eternidad.
Para conocerle cara a cara.
¡Ven Señor Jesús, te espero!
¿Podemos decir eso ahora?
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