Control Absoluto
Por Yoli de Mallén
Son muy pocas las
personas que he conocido que pueden subir en un avión, sobretodo en un viaje de
más de 6 horas, y que pueden decir “Yo
no me asusto”; “nunca he pensado que pudiéramos caernos”. Son aquellos que depositan
su confianza en un piloto que no conocen; que no saben NADA sobre él, ni
como persona ni como profesional. !Los felicito!
Pues yo entro en el
grupo de la mayoría restante a ese pequeño grupo de valientes que acabo de
mencionar.
Yo me subo a los
aviones, porque no hay otro tipo de transporte más rápido que me pueda llevar a
mi destino y definitivamente es lo más práctico de hoy día y aunque parezca
mentira, bastante seguro. Pues son mucho más los accidentes en tierra que los
que ocurren en el aire.
Pero la verdad no
deja de ser impresionante ver ese tremendo aparato tan exageradamente grande y
pesado, cómo puede elevarse y despegar y volar llegando a tomar tal velocidad y
tal altura.
Por otro lado
confiamos a la fuerza en un capitán o piloto de la nave, un hombre que no
conocemos nada sobre él, ni si está deprimido, enfermo, o con problemas en su
matrimonio; ni su capacidad o preparación sobre el manejo de aviones.
Antes de
despegar el avión, podemos observar claramente el SILENCIO que reina en todo el
avión; todo el mundo se absorbe en su interior, algunos se entregan a Dios y oran,
otros quieren arreglar cuentas con su conciencia, todo se detiene, un gran silencio
reina, todo se apaga, hasta las luces internas, los sonidos, aparatos
electrónicos, avisos etc. Todo está en calma, calma y silencio absoluto…hasta
que el avión despega.
Ya cuando adquiere
una altura esperada o prevista, vuelve todo a la “supuesta normalidad”... hasta
tanto avisen que hay turbulencia o mal
tiempo y que tienen que amarrarse los cinturones y permanecer sentados… este
momento es otra cosa; vuelve el silencio
general, los rezos o los gritos, dependiendo del movimiento ocasionado dentro
del avión. Es aquí cuando la situación
se torna “color de hormiga” como suele decirse cuando se pone la cosa difícil,
es cuando la tensión aumenta.
Pero me pregunto…
¿Por qué tenemos
que esperar sentirnos tan impotentes y fuera de todo control para entregarnos a
la buena voluntad de Dios?
¿No es el mismo
Dios que tiene el control de lo que pasa en los cielos, el mismo que el de la
tierra?
¿Solo si nos
sentimos impotentes es que le permitimos al Señor tener el mando de nuestras
vidas?
¿Por qué no
depender de Dios en todo tiempo, así como lo hacemos en estos momentos
difíciles?
Si entregamos
nuestra vida a Dios como nuestro Piloto, Capitán y Guía…
¿Por qué no nos
rendimos a Él como cuando nos montamos en un avión?
1er Libro de
Crónicas 29:11 al 13 dice:
29:11 Tuya es, oh
Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque
todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh
Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
29:13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
29:13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
Si pudiéramos… con
un poco de imaginación veríamos nuestra vida como un VIAJE, donde dependemos del mejor Piloto (nuestro Señor Jesucristo) el único que nos puede llevar al destino
final; la eternidad. Con total seguridad, pues NO hay otro.
Pudiéramos decir
como dijo el apóstol Pedro en Juan 6:68 al 69,
6:68 Le respondió
Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Dependemos solo de
Él.
Confiamos
plenamente en Él.
Nos sentimos
seguros solo en Él.
¿Habrá turbulencias
en nuestras vidas?
Claro, pero aún así seguimos en sus manos, El no ha dejado
de tener el control, la guía absoluta.
Solo Él sabe,
cuando hay tribulación y cuando hay sosiego y calma.
Juan 16:33 dice,
palabras de Jesús,
Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo.
Este nuestro “Viaje
de la vida” comienza en el momento en que fuimos engendrados por la
misericordia de Dios y termina cuando cerremos los ojos aquí y lo abramos en la
eternidad.
Salmo 48:14 dice
48:14 Porque este
Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá de la muerte.
El nos guiará aun más allá de la muerte.
Este, nuestro VIAJE de la vida, será placentero según confiemos en nuestro
Salvador.
¡Buen Viaje!
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