Aprendiendo de Mis Limitaciones
Por Yoli de
Mallén
Todos nacemos con habilidades que pueden desarrollarse y llevarnos a
lograr grandes cosas y éxitos en nuestra vida; una cantante, un pintor, un
músico, un profesional destacado, una diseñadora, un deportista, un escritor,
etc.
Peo junto con las habilidades también venimos a este mundo con
limitaciones que marcan nuestro ser y nos permiten ser seres más sensibles,
menos arrogantes, humildes, capaces de entender el sufrimiento del otro,
agradecidos… en fin mejores seres humanos, ejemplo de estos son las
limitaciones físicas como; cojo, una
mano seca, ciego, sordo, tarta mudo, con estrabismo y un ojo ciego (como
es mi caso personal), diabético, con desviación de la columna, espina bífida
con hidrocefalia y también mentales, como algún retraso o un bajo coeficiente
intelectual etc.
Pienso que he aprendido mucho más y mejores cosas de mis limitaciones
que de mis habilidades. Pues mis habilidades a veces me pueden formar en una
persona arrogante, orgullosa, única (a mi juicio) y hasta llegarme a creer como
dice el dicho popular: “la última Coca Cola del desierto”.
Todos y cada uno dentro de nuestra exclusividad como criaturas creadas
por Dios únicas y especiales; tenemos nuestra formación muy particular y
venimos ya con un “Combo” hecho, cada uno muy diferente al otro, aunque podemos tener algunas cositas en común o
parecidas con los demás.
Aprender a aceptarte como eres lleva tiempo; pero si conocemos al Señor,
Padre y Salvador Personal, Jesucristo, la cosa se vuelve mucho más sencilla y
más fácil. Pues aceptamos haber sido rescatados de la condenación, ya como el
primer acto que nos llevará a sentirnos
más que privilegiados e importantes ante la Majestad de un Dios que no tenía
por qué elegirnos.
¡Me escogió a mí solo porque le plació! No lo merecía.
También aceptamos que nos hizo de manera perfecta a Su Imagen y
Semejanza por tano ante Sus ojos somos tal cual El quería que fuéramos; aparte
de que todo en nuestra vida y trayectoria está planificado con anticipación dentro de Sus planes y con
Propósitos, para desarrollar en nosotros toda una OBRA MAESTRA.
Éxodo 4:11 nos revela esto de manera clara:
4:11 Y Jehová le
respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al
que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
Todo esto espero nos sirva de introducción para dónde quiero llegar.
En mi vida ya bastante avanzada, he podido conocer personas con muchas
clases de limitaciones, unas me impresionan y marcan más que otras.
Un bello ejemplo que cautivó mi corazón desde que lo conocí es un joven
que nació con hidrocefalia y espina bífida, por tanto ha sido paralitico toda
su vida. Es la persona más amorosa, con
ánimo de vivir y servir al Señor que jamás he conocido. El conocerlo hace que
pase desapercibido su limitación, pues su corazón es tan grande
como persona, que sobresale a todo su físico.
También he conocido una mujer que con el tiempo, ya adulta, desarrolló
una enfermedad en sus ojos quedándose ciega de un momento a otro, de manera
irreversible. Pues ella no ha decaído para nada en su ánimo, gozo, servicio en
la obra, ayuda en lo que pueda, dispuesta, diestra en computadora y hasta a
llevado un programa radial. ¡Ha sido tremendo ejemplo para Mi!
Conocí una joven ciega y sordo
muda que asistió a una conferencia que se ofreció para sordos en nuestra
congragación y quedé maravillada, cuando veía como otra sorda le explicaba el
mensaje (en Señas) y ella se lo gozaba todo con una cara radiante de felicidad
sonriente.
He presenciado personas ene la calle, aún pidiendo en Semáforos, sin un brazo y sin una de sus piernas, y aún
así cuando nos le acercamos para darle algo de ayuda nos responde con una
sonrisa amplia y un Gloria a Dios, diciendo: tengo mi esperanza puesta en Dios
y un día estaré completo en El.
Cuando existe una limitación es importante, como hemos visto en los
ejemplos que cité anteriormente, que aprendamos a seguir adelante, enfrentando
nuestra situación y buscando las mejores salidas; que nos puedan sacar
victorioso ante la situación y no sumergirnos en la más densa obscuridad de la
tristeza y depresión o simplemente cruzarnos de brazo y no hacer nada al
respecto.
Esto me llevó a recordar el caso de una joven que compartió conmigo algo
muy peculiar y hasta triste, ella era hija de una sordomuda y su mayor anhelo
era, entender lo más profundo del corazón de su madre cuando le
trataba de hablar en señas cosas importantes. Sobretodo si se trataba de darle
consejos y dirección para su vida
práctica. No habían podido lograr una buena y eficiente comunicación entre
ellas.
Muchas veces pasa esto, aún entre oyentes sin limitación, no podemos
comunicarnos debidamente, no podemos trasmitir nuestras ideas con claridad. Y
lo peor es que a veces no hacemos nada por mejorarlo, cuando puede ser tan simple.
Todos hemos pasado en algún momento por la experiencia de habernos
comunicado mal, hasta con un ser querido; y muchas veces no hacemos nada por corregirlo.
Asimismo nos mantenemos en la
misma rutina y conformidad en muchas otras áreas, y no hacemos nada al respecto.
Pero esto no tiene que seguir pasando, o ser siempre así. Hay que
aprender, hay que cambiar.
¿Qué podemos hacer?
Si mi limitación fuera la vista; trataría de buscar un lazarillo para
que sea mis ojos, contaría mis pasos para no tropezar, buscaría una computadora especial, aprendería
el sistema “Braille” para leer, usaría un bastón, sacaría ventajas de mis otros
sentidos en buen estado, conseguiría un perro amaestrado si fuera necesario
etc.
Si mi limitación fuera estar sorda, aprendería el lenguaje de Señas con
todas sus palabras para facilitar mi comunicación con los demás, aprendería a
leer los labios, buscaría consejos sabios, aprendería a leer y escribir, así
podría leer libros interesantes y comunicarme con el mundo oyente que no me
entiende, sacaría ventaja de mis otros sentidos etc.
Si fuera una limitación, donde
pudiera mejorar mi condición con terapias, ejercicios, masajes, dietas, no
vacilaría en investigar para alcanzar mi mejoría.
Debemos seguir adelante y no sentarnos a sentir lástima por nuestra
condición, derrotados. Siempre podemos mejorar y nunca será tarde para empezar,
aún por mayores o viejos que seamos.
He tenido un propósito que trato de cumplir en mi vida y es;”cada día
aprender algo nuevo”.
Puede ser; una palabra en otro idioma, un buen consejo, una receta fácil, un versículo
transformador, una forma práctica de organizar algo, cómo conservar mejor los
alimentos, ideas de limpieza efectiva, una medicina casera, cualquier cosa
nueva que no sepa.
Creo puede ser una buena meta para comenzar cualquier año nuevo, añadir
conocimiento a nuestra vida y hacernos mejores seres humanos. La Epístola a
Tito nos dice,
3:14 Y aprendan
también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad,
para que no sean sin fruto.
Todo lo que pueda acercarme y mejorar en mí la Imagen del Dios que
represento, sería una tremenda Bendición para mí y para los demás con quienes
comparto mi vida.
¿Qué puede haber de malo el intentarlo?
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