Una obra de arte
Estar delante de un artista ya sea pintor o escultor, es impresionante.
Ya sea sobre un lienzo completamente en blanco o
un pedazo de piedra sin ninguna forma; el artista poco a poco va poniendo su
talento y destreza va dándole forma o vida a su obra.
No es hasta el final o cuando hay completado todos
los detalles que podemos apreciar y admirar la obra completa.
Esto requiere de mucho tiempo con especial
atención a cada espacio, combinación de colores, tipo de pinceles, golpes a un
cincel sobre la piedra.
Es mucho el tiempo mirando de cerca y de lejos su
obra, de diferentes ángulos, posiciones, bajo una buena luz y claridad para no
pasar nada desapercibido.
Para nosotros ver esa obra sin estar terminada,
nunca será igual, pues no la podemos apreciar, está concebida solamente en la
mente del artista que la diseñó.
Él ya la conoce desde antes de comenzar a crearla.
Ya para él su obra está terminada y completa en su mente. Solo él puede decir:
“Ya terminé”.
¡Qué increíble comparación!
Nuestro Dios es el gran Maestro, el Artista
Perfecto.
Y cada uno de nosotros, somos Su obra maestra.
Su cuadro o Su escultura.
Trabajada ya en su mente desde antes de la
fundación del mundo.
Donde nuestro Artista, minuciosamente nos pone los
colores adecuados en el lugar preciso, dejando ver lo que solo Él quiere que se
vea.
Dándonos aquellos golpes a veces muy dolorosos con
el cincel, pero tan necesarios para seguir formándonos a Su Imagen.
Velando cada detalle y cada espacio por
insignificante que parezca, pero importante para terminar Su obra completa.
Trabaja sin prisa, a Su tiempo perfecto.
No intentemos ver Su obra, pues hasta que no diga
que ha terminado, seguirá trabajando en ella.
Saber que Dios es el Artista y que Yo soy su obra;
es algo que me emociona y me conmueve.
Quiero que el Señor siga trabajando conmigo según
sea necesario.
En Sus manos no hay duda de cómo será el final:
Perfecta y Bella.
No importa cuán doloroso y cuantas veces reciba
los golpes del cincel, estaré segura de que cada uno será necesario para lograr
lo mejor de mí.
Además, vienen de la mano del Maestro, del
Artista, del Perfecto.
¿Cuestionarlo? Nunca.
Él sabe cómo será el final de Su obra, ya Él la
contempló de antemano.
Filipenses 1:6 nos dice claramente,
estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Ver una obra de arte, es algo que nos
asombra, nos deja sin palabras.
¡Eso seré yo cuando el Maestro acabe Su obra
conmigo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario