¿Qué haces tu aquí?
Uno de mis versículos favoritos desde que me
convertí a Cristo fue 2 a los Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Saber que ahora soy una criatura nueva, que ahora
soy una hija de Dios, coheredera con Cristo, que todo lo viejo pasó, que ya no
soy ni vuelvo a ser como antes.
Saber eso es algo maravilloso.
Pero aún entiendo y sé todo esto, hay momentos que
me siento muy mal delante de mi Dios.
Creo es algo que todo cristiano en algún momento experimenta.
Algunos ejemplos que pueden ayudarte a entenderme son:
1.
Estás en un grupo de amigos no
cristianos y y están haciendo chistes y tu riendo con ellos…y de momento oyes,
¿y qué haces tú aquí?
2.
En el trabajo están hablando de cosas
donde no todo es conforme a la ley…y escuchas,
¿y qué haces tú aquí?
3.
Reunión de mujeres hablando mal de sus
maridos y estás ahí con ellas…y de momento,
¿y qué haces tú aquí?
4.
Discutes sobre religión y aparentes
contradicciones de la biblia y estás en medio de esto…y oyes,
¿y qué haces tú aquí?
5.
En el cine viendo una película no muy
adecuada y te encuentras a alguien conocido…y te dice,
¿y qué haces tú aquí?
6.
En un ambiente de bebida y música
estás tranquilamente tomándote una limonada…pero escuchas al oído,
¿y qué haces tú aquí?
7.
Tu mejor amiga te invita a su boda,
pero es en la iglesia donde un día saliste y entendiste no debías seguir, y uno
de tus conocidos te dice,
¿y qué haces tú aquí?
Creo y aseguro que todo cristiano en algún momento
hemos tenido retumbando en nuestro interior esta pregunta,
¿y qué haces tú aquí?
Hermanos queridos es tiempo de salir y alejarnos
de los lugares y las conversaciones que no debemos participar.
Recordemos lo que nos dice 2 a los Corintios 6:17,
Por lo cual,
Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor,
Y no toquéis lo inmundo;
Y yo os recibiré,
Lucas 17:2 también nos recuerda a los que podemos
ser de mal testimonio o tropiezo,
Mejor le fuera que se le atase al cuello una
piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos
pequeñitos.
Nada como recordar el mejor consejo que nos da 1
de Tesalonicenses 4:3a,
pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;
Y la santificación es el apartarnos del pecado.
Es mi deseo no volver a escuchar,
¿y qué haces tú aquí?
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