La Actriz principal
¿Has pensado que responderías si te llamaran una vez y te
informaran que has sido seleccionada para ser la figura principal de una
película?
Serías el personaje principal, todo acontecería alrededor
de ti, tu actuación sería el eje principal que movería todo.
Todo dependería de ti: tus palabras, tus decisiones, tus
movimientos, tus acompañantes, tus lugares, tus posesiones, tu tiempo…
Hoy, pensando y usando mi imaginación he visto cosas
interesantes que quisiera compartir contigo.
Imagínate tú, como la Actriz principal.
Imagínate la película, como tu vida.
Imagínate a Dios, como el Director.
Te entregan el guión completo, que es la Biblia para que
te aprendas:
· Lo
que tienes que decir
· Lo
que tienes que hacer
· Cómo
hacerlo
· Cuando
hacerlo
· Dónde
hacerlo
Te colocan en el mundo (tu vida) con todo predeterminado
por el Director (nuestro Dios).
En el tiempo señalado, en el ambiente señalado, en el
país señalado, con los padres escogidos, con los amigos, con tu pareja, con tus
hijos, con tus nietos, con tus posesiones…
Pero también con tus luchas, tus fracasos, tus tiempos
felices, tus depresiones, tus victorias…
Debemos aprendernos bien nuestro papel para que nuestra
película salga bien, para ser aprobados como los artistas que fuimos
seleccionados.
Todos verán nuestra película y la juzgarán como buena, o
como mala. Como digna de ser vista o como película para ser recomendada a otros.
Como película especial que perdura en el recuerdo, aún hayan muerto los
artistas.
Si no aprendemos a actuar bien nuestro papel, haremos una
película mediocre, jamás será recordada solo como una “mala obra”.
Pero lo más interesante de todo esto tan fantástico no es
que nos han invitado a participar de una película; sino que ya Dios nos
seleccionó desde antes de la fundación del mundo, para formar parte de nuestra
película; nuestra vida.
No tengo alternativa de participar o NO.
Si estoy con vida, ya estoy participando, soy la actriz.
Mi película todavía está siendo producida, todavía tengo
guiones a desarrollar.
Mi película NO ha terminado.
Solo al final podré saber si tuvo o no éxito. Si fue
catalogada como buena, regular, excelente o mala.
Si ha sido digna de ser recordada e imitada.
Mi papel ha sido muy variado:
He representado ya a un bebé,
A una niña,
A una adolescente o joven,
A una novia,
A una esposa,
A una madre,
A una abuela.
No he acabado, pero considero tengo el mejor libreto a mi
alcance: La Palabra de Dios.
Ella me dice con exactitud todo lo que debe ser mi
actuación en cada escena.
Es importante que nuestro Director (nuestro Gran Dios)
esté satisfecho con nuestro trabajo.
El nos dirige y nos muestra lo que El desea para lograr
nuestro Largo Metraje:
Los momentos de suspenso y angustia,
Las aventuras inimaginables,
La parte de comedia y alegría,
Loa momentos de drama intensos,
Cuando el miedo y el terror se asoman,
Cuando las guerras y los pleitos aparecen,
Cuando la soledad y la tristeza llegan,
Cuando parece que no hay salida,
Cuando nace la esperanza,
Cuando disfrutamos de la calma,
Cuando la paz sobrepasa todo entendimiento.
En cada momento nuestro Director está ahí, revisando
nuestra actuación.
Si es necesario nos hace repetir y repetir un acto hasta
que lo logremos a la perfección.
Está ahí presente; nos observa, nos corrige, nos enseña.
El solo conoce la película completa, su principio y su
final.
¿Y tu película?
¿Cómo va?
¿Estás trabajando en tu papel?
¿Y el Director está satisfecho con tu trabajo?
Depende de ti y tu obediencia al Director, el que tu
película finalmente sea un “Éxito Taquillero”.
Dios te bendiga.
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