Por Yoli de Mallén
Este refrán que
utilizo como título a este artículo es uno que he escuchado desde muy pequeña,
sobretodo mientras mi madre me desenredaba el pelo para peinarme.
Luego, yo misma lo
utilicé muchas veces con mis hijas mientras trataba de peinarlas y desenredar
nudos en sus cabellos; sobretodo si estábamos de prisa para llegar temprano a
algún lugar, ya fuere el templo, el colegio o cualquier otra salida con hora
exacta.
Pero el refrán:”La
que quiere moño bonito… aguanta jalones”, no solo se refiere al tema de nudos
en el cabello; tiene un significado mucho más amplio.
Se refiere, a pasar
por tiempos no tan agradables, ni placenteros, ni cómodos con tal de la mujer
lucir bien o aceptable, en el lugar donde se encuentre, ante la Sociedad que la
observa y la examina detenidamente.
Para tratar de
darles más claridad a mi definición intentaré hacerles ver, utilizando su gran
imaginación en un simple caso en particular.
Imaginemos a una
joven casada que recibe una invitación de su mejor amiga para asistir a su
boda, que se efectuará dentro de un mes.
Desde aquí
comienzan los “jalones” para lograr lucir bien y tener “el moño bonito” ese
día.
Veamos algunas
cositas (no tan placenteras) a las que ella se enfrentará, “pero todo sea por
la belleza”:
1.
Empezará
rápidamente una dieta, adiós a las pastas y dulces, pues querrá que su amiga
vea que se mantienen en la línea, que no se ha descuidado al casarse.
2.
La
elección del vestido a usar en la boda será complicada:
a)
Si
es largo y estrecho tipo sirena, no podrá caminar.
b)
Si
es con un abierto en la falda, no podrá sentarse cómoda.
c)
Si
es escotado, no podrá bajarse frente a nadie.
d)
Si
tiene manga estrecha, no podrá subir los brazos con facilidad.
e)
Si
se le pega, debe usar faja para cuidad las masitas extras.
f)
Si
es estraple, se le marcarán los salvavidas y brazos gordos.
g)
Si
es muy desnudo, se morirá de frio.
h)
Si
tienen cola, se la pisarán seguro.
i)
Si
es una mini falda, necesitará unas medias negras para disimular, aunque se ahogue
del calor.
j)
Si es transparente, tendrá que ponerse doble
ropa.
3.
Los
zapatos deben ser por supuesto, tacos altos, así serán más elegantes; aunque
antes de la media noche, tenga que andar descalza o llevar otras sandalias de
goma en una fundita o bolsita aparte.
4.
Irá
al salón de belleza o se lavará bien su cabello con un buen tratamiento de rico
olor; pero luego la llenarán de trencitas y un moño alto bien cubierto de
“spray” o fijador. Cuando todo termine tendrá posiblemente que volverse a lavar
la cabeza, luego de sacar como una caja de pinchos que no la dejarían dormir ni
un segundo, si decidiera dejárselo.
5.
Se
arreglará las uñas de manos y pies y las pintará igual al color del vestido,
pero luego ya no van con las demás ropas y tendrá que cambiar el color.
6.
Se
hará una limpieza de cutis para sacar poros negros y tapados a base de
tratamientos, calor, cremas y demás. Se sacará las cejas… !Qué horror!
Pero
todo esto es para el día de la boda, untarse bien una base que aguante toda la
noche un tremendo maquillaje; sombras de ojos, delineador, pestañas postizas,
colorete, delineador de labios, pinta labios, perfume, cremas, y loción del
cuerpo, etc.
7.
Todo
esto también incluirá un buen baño de agua caliente, donde se afeitará las
axilas y las piernas y cualquier otra cosa que considere.
8.
Ya
lista, vestida por completo, solo le faltan los largos aretes de presión, que a
la hora de usarlos, le duele hasta la muela, de lo que le aprieta la oreja.
Mientras tanto… a diferencia tenemos al esposo; se baña, se cambia, se
arregla la corbata y ¡ya está listo!
Todo lo que hemos mencionado parecería ser para una sola ocasión… ¿Pero
es solo para un día?
¿Cuántas veces repetimos esto las mujeres para tratar de estar acordes y
lucir bien ante la sociedad y el mundo que nos rodea?
Cada día la mujer se introduce y participa de más y más “jalones”,
padecimientos y sufrimientos para ser aceptada por el resto.
Desde que nacemos:
A.
Nos
perforan las orejas para tener aretes y vernos femeninas, sin que nos
confundan.
B.
Nos
grapan y pegan lazos, bandas y flores más grandes que nuestras cabezas.
C.
Nos
visten con encajes, alforzas, piqué, seda cruda, organza almidonada, telas
tostadas, cretonas, “todo por la belleza”.
D.
Nos
hacen rizos o nos desrizan, nos hacen moños o trencitas.
E.
Usamos
pulseras, collares, bufandas, pañuelos, carteras (cada vez más grandes y
pesadas).
F.
Nos
pintamos el pelo, nos hacemos mechones de colores, nos recortamos de modalidades diferentes, “todo
por la moda”.
G.
Nos
amarramos extensiones para cuando la moda es del pelo largo, aunque nos duela
la cabeza por tres días.
H.
Y
qué decir de las cirugías plásticas… en la cara, labios, cuello, nariz,
parpados, senos, vientre, glutios etc.
Pero… ¿Qué pasa con
nosotras las mujeres?
¿Es que nos gusta
sufrir, que nos torturen y ser mártires?
Pero bueno, las
entiendo perfectamente y me uno a la causa, porque estoy dentro del mismo
grupo.
Hermanas, debemos
buscar por todos los medios, la vida equilibrada.
Proverbios 31:30
dice,
“Engañosa es la gracia y vana
la hermosura,
la mujer que teme a Jehová, esa
será alabada”.
Debemos ser verdaderas
mujeres, y parecerlo; somos del sexo femenino, marquemos una diferencia clara
con el hombre del sexo masculino.
Pero cuidado con
aferrarnos demasiado con ser aceptadas a un mundo caído y no en centrarnos a ser aceptadas ante el Dios
que nos creó; El cual no mira lo que mira el hombre, sino que mira el Corazón.
Busquemos un
equilibrio que nos permita ser femeninas y a la vez, dignas representantes de la
mujer que somos; pero también que destaquemos los más bellos adornos y
accesorios del corazón que agrada a Dios, que son: la bondad, benignidad, gozo,
paciencia, lealtad, fidelidad, amor, paz, templanza, fe… que estos nos resalten
lo suficiente para dejar ver la clara imagen de quien representamos; a nuestro
Amado, Señor y Salvador Jesucristo.
Solo así le daremos
toda la Honra y la Gloria que se merece, y estaremos listas para Su venida, que
es ya, “de repente”.
“Mirad también por vosotros
mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de
los afanes de esta vida, y que venga de repente sobre vosotros aquel día”
(Lucas 21:34).
Estamos a tiempo…
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