Una oración especial
Todos los cristianos sabemos lo que significa
ORAR:
Hablar con Dios.
Para poder orar en todo tiempo y hacerlo sin
cesar, como dice en Su Palabra:
1 Tesalonicenses 5:17
Orad sin cesar.
Tenemos que considerar y entender lo que significa
que el Espíritu Santo vive, hace morada fija y continuamente, por la eternidad
en nuestro corazón.
El Dios Santo, Incomparable, el Todopoderoso,
Creador del Universo, el Rey de Reyes, y Señor de Señores viene a morar en mi
corazón. Viene a ser mi compañero desde ahora (cuando me convierto) hasta la
eternidad; NO se va, NO se separa de mí, NO me abandona.
Sabiendo esto…es fácil hablar con Él en todo
tiempo.
Pues está conmigo, a mi lado, conociendo y
permitiendo en mi vida todo cuanto en ella sucede.
Sea bueno o no lo parezca tan bueno a mis ojos;
para Dios siempre será apropiado y necesario para mi vida.
Entendiendo que Dios vive en mí, puedo hablar con Él
en todo tiempo, donde quiera que esté, cualquier momento del día, y haciendo
cualquier cosa.
Es fácil hablar y comunicarte con Quién tú tienes total
confianza y cercanía.
Por tanto, cualquier sorpresa o imprevisto que
llega a tu vida, aún antes de registrarlo en tu cabeza; lo mejor es compartirlo
con nuestro Amigo, nuestro Padre, y Consejero.
Llevarlo en oración.
Mi hija menor dice que la mejor medicina que todo
ser humano creyente puede tomar, para sanarse de toda enfermedad o situación,
donde no pueda ver su salida en el momento, se llama CRISTOMICINA.
Se toma todas las veces que sea necesario…
¡Estoy completamente de acuerdo!
He tomado Cristomicina muchas veces en mi vida, y
espero seguir tomando mientras vida tenga.
En mis momentos alegres, doy a Él toda la Gloria,
y no quiero olvidar el ser agradecida por lo que me ha permitido vivir y
experimentar.
En mis momentos de pena y tristeza que han sido
muchos también, el mejor remedio ha sido llevárselo y entregárselo a nuestro
Padre. Así como se le entrega un paquete a alguien, se le da por completo.
Dejándolo en las manos del Único que lo puede
abrir y resolver; yo nunca lo podría hacer tan bien como Él.
Lo entrego, confío y espero…. A Su tiempo veré el
propósito.
En todas las ocasiones y etapas de nuestra ida, la
oración es la clave y la respuesta esencial.
No todos nuestros familiares y amigos son
creyentes; por lo tanto, para poder ganarlos para Cristo tenemos que usar bien
las 2 armas potentes que tenemos:
1º la Oración
2º nuestro testimonio
Solo orar y darles testimonio de en QUIEN hemos
creído; confiar y esperar.
Seamos LUZ para su oscuridad.
Recordemos que también estuvimos una vez en la
misma oscuridad que ellos están.
Seamos atalaya para su falta de dirección.
Cuando nos convertimos formamos parte de una gran
familia como hijos de Dios. Es nuestro deber; conocerlos, amarles, ayudarles,
guiarles, enseñarles, compartir, crecer, aprender, como un cuerpo, teniendo a
Cristo como cabeza.
Nos necesitamos unos a otros, mantenernos unidos
nos evita tentaciones y caídas.
El Señor sabiamente nos compara con ovejas que se
necesitan mantener en grupo, un rebaño, para no ser atacadas por el lobo,
nuestro adversario el diablo, que anda buscando a quién devorar.
Necesitamos la oración de unos por los otros.
Es nuestra arma más eficiente.
Debemos con ella solicitar la ayuda y oportuno
socorro a nuestro Escudo, Castillo fuerte, nuestra Roca eterna, a Cristo Jesús.
Ella es el medio para obtener Paz, nos alivia la
carga, nos da descanso, nos llena de esperanza.
No sé si han pasado la muerte de un ser querido
del cual no tienen seguridad de su conversión y salvación. Solo el Señor puede
darte esa Paz a tu alma, al pensar que el Juez Justo ha determinado dónde esa alma
estará, Él mismo la creó y lo determinó,
no es a mí que me corresponde esa decisión.
Solo puedo decir:
“Gracias Dios mío, pues yo sí sé a dónde voy,
gracias a tu misericordia”
Nada puede darnos mayor confianza que sabernos en
las manos del Todopoderoso. Saber que todo, todo, todo cuanto sucede ha pasado
por el conocimiento y la aprobación de nuestro Creador.
Cada detalle estaba registrado de nuestra vida y
así mismo está la solución. Solo hay que esperar y ver.
Ser capaces de ver la mano de Dios trabajando es
lo más impresionante que podamos alguna vez experimentar.
Ver cómo es capaz de mover “montañas” y obstáculos
tremendos para realizar algo que ya había determinado que pasara. Ver a Dios
mover como si fueran fichas de un juego, para dar jaque mate.
La vida como esposa de pastor me permitió ser
testigos de enormes maravillas, solo tenemos que abrir bien los ojos
espirituales y mirar…
Que el Señor nos permita ver bien lo que pasa a nuestro
alrededor.
Que aprovechemos cada situación para Glorificar al
Único que merece toda Gloria; Honra y Adoración.
Que la LUZ que hemos recibido no pase
desapercibida, que brille con la misma intensidad que la LUZ de Cristo, al
final es Su Luz Admirable, es Su Espíritu que mora en nosotros.
¡Gloria a Dios! Salmos 66:20
nos dice:
Bendito sea Dios,
Que no echó de sí mi oración,
ni de mí su misericordia. Amén.