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viernes, 24 de abril de 2015

¿A Quién No le gusta Viajar?

Por Yoli de Mallén


Creo que todos los que hemos experimentado un viaje, entendemos que viajar resulta una experiencia maravillosa e incomparable.

Pues aprovechando esta vivencia de muchas tan personal y peculiar como es “Viajar”, trataré de hacer una comparación muy pálida pero interesante con respecto a la “Salvación” personal que algunas hemos recibido.

Planearemos un viaje imaginario juntas, un viaje en avión y observaremos cada paso detalladamente:

1.     Lo primero es tener un Destino al cual deseamos llegar,  ya sea un país, un lugar especial… y en nuestra comparación,  tenemos el cielo o la eternidad con Dios, como destino final.

2.     Debemos adquirir nuestros boletos personales, son indispensables para permitirnos montar en el avión.  Así también necesitamos tener nuestra entrada al cielo, debemos  haber adquirido la Salvación Personal que es solo a través de la obra de Cristo y su muerte en la cruz. De otra forma, ni siquiera empezaremos el viaje.

3.     Solo algunos viajarán con nosotros en el avión, el viaje no es para todos. Así también la Salvación es para algunos… muchos son llamados y pocos los escogidos.

4.     Entramos al avión y ponemos nuestra total confianza en el piloto, que nos llevará y guiará al destino final. Así es nuestro Guía, Amo y Señor Jesucristo, nuestro capitán y piloto a quién le hemos confiado nuestra vida, es el único que nos puede llevar al destino final. Jesús dijo “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre  sino por mi”.

5.     Nos sentamos en nuestro asiento asignado, y el avión despega. Vemos el mundo de manera jamás vista, tenemos otra perspectiva, lo vemos desde arriba, desde lo alto, en general, todas las cosas que no habíamos jamás visto se pueden apreciar. Así cuando nos convertimos vemos todo diferente, nuestros ojos ya no ven igual, podemos ver un mundo en oscuridad que se pierde sin la Luz de Cristo para alumbrarles.

6.     Experimentamos un gozo y alegría indescriptible a medida que nos acercamos a las alturas cerca de las nubes, es un paisaje maravillosamente  hermoso, parece que jugamos entre algodones gigantes. Así nos gozamos cuando pensamos en la Gloria venidera y cómo será esta nueva vida junto a Cristo, en el cielo, en la eternidad.

7.     Ya en vuelo, nos vamos acomodando y acostumbrando a este nuevo cambio, nos relajamos, reclinamos nuestro asiento, leemos algo, comemos etc. Así nos vamos acomodando en nuestro andar con Cristo, en nuestra nueva vida como cristianos, vamos haciendo cambios y también podemos hasta caer en la rutina.

8.     De pronto sin esperarlo, viene la “Turbulencia”… el avión se mueve de forma irregular, es donde nos sentimos temerosas, vemos nuestra vida tan frágil y dependemos solo del capitán o piloto.  En nuestro andar con Cristo también tenemos Turbulencias, es donde aclamamos a las promesas de Dios, cuando vienen esos problemas imprevistos a nuestra vida,  es cuando acudimos a Jesús como  nuestra Fortaleza,  Nuestro Pronto Auxilio,  Nuestro Defensor y Ayudador,  el Consolador, es entonces que nuestra fe aumenta y maduramos, nos hacemos más fuertes y resistimos.

9.     Toda Turbulencia tarde o temprano…pasa y volvemos a la normalidad o la tranquilidad, continuamos nuestro viaje. También pasa con nuestro andar cristiano,  las tribulaciones pasan. Pero no podemos olvidar que pueden venir otras turbulencias o tribulaciones más… y que pueden ser más o menos fuertes,  las cuales debemos resistir y sobrepasar, saliendo victoriosos.

10.   El vuelo así como la vida siguen su rumbo determinado… y tomando el tiempo señalado por el capitán.

11.   Al final, nos avisan del pronto aterrizaje, debemos prepararnos; abrocharnos los cinturones, recoger la bandeja, enderezar el sillón, apagar el celular etc. Si recibimos señales claras de que estamos cerca del final de nuestras vidas,  debemos aprovechar también y prepararnos lo mejor posible; dejemos cuentas claras, estemos en paz con todos, perdonemos, preparémonos para nuestro encuentro con nuestro Salvador Jesús cara a cara.

12.   Y así aterrizamos, qué gozo es llegar…
       Así también un día llegaremos a la eternidad…
       Un día nuestro viaje acabará.


¡Buen Viaje!