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jueves, 15 de mayo de 2014

Mi Testimonio de Visión

(Compartido en la Conferencia de damas de ICC: ¿TUS OJOS LE IMPORTAN A DIOS?)

Por Yoli de Mallén


Nací, siendo la segunda hija de tres, de un matrimonio de Dominicanos  que se habían mudado a Puerto Rico en el  tiempo de la Revolución.

Fui una bebé normal con unos ojos grandes y aparentemente muy llamativos por sus largas pestañas que según me contaban “parecía que abanicaban”.

A mis apenas 5 años de edad  visito al Oftalmólogo,  por la insistencia y observación de mi madre, que decía que cuando miraba de lejos a un punto fijo, mi ojo derecho se desplazaba hacia afuera y hacia arriba.

 Mi diagnóstico fue: Desprendimiento de  Retina en casi un 80% con pérdida de la visión.

De inmediato y con los contactos debidos fui a parar a Nueva York donde me operaron deteniendo el desprendimiento, pero ya la pérdida de la visión era algo irreversible; solo conservé para ese tiempo un 20% del reojo y un estrabismo que nunca me dejaron arreglar, por temor a que causará peores consecuencias.


Mi niñez y adolescencia fue desde entonces,  temerosa y limitada, pues parte de las razones por las cuales se pensó ocurrió el desprendimiento fueron:
·         De nacimiento o congénito.
·         Por algún golpe.
·         O hasta por alergia

Y temiendo no pasara en el otro ojo algo parecido, mi vida fue restringida:
1.    Cero juegos ni brincos  bruscos
2.    Cero montañas rusas o cosas semejantes
3.    Cero deportes peligrosos o extremos
4.    Cero gimnasia o ballet

Solo escuchaba… ¡Cuidado! NO, NO, NO puedes, No te conviene; No es prudente… NO, NO , NO no lo hagas…Yolandita NOOOOOOO!!!!!

Por lo tanto, y sin más remedio aprendí cosas tranquilas, y  manualidades: bordado, tejido, costura, pintura. Y aún así tuve  mis inconvenientes  por incapacidad  y ninguna precisión como lo fue con:
           El Punto de Cruz… jamás pude lograrlo
           El Tennis… ni pensarlo, suspendidas las clases
           En Ping-pong… llegue hasta ser EXONERADA en la Universidad  por no pegar ni a una bolita.
           Y qué si les cuento las veces que me tropiezo y chocó con personas, carritos del supermercado, hasta esquinas o puertas abiertas que no veo del lado derecho.

Todo esto produjo en mí una joven acomplejada en extremo, temerosa a todo, indecisa,  super tímida y recogida. No me atrevía a mirar a los ojos,  pues la gente no me veía los míos atendiéndoles.

Peleé  y discutí con Dios sobremanera,  pues no entendía ¿Por qué a mí? Cuando mis padres y hermanos ni lentes usaban. Por qué yo merecía eso.

Trataba de disimular de varias formas mi problema:
Siempre sonriendo, pues así cerraba los ojos.
Usaba lentes de sol enormes, pues me escondía tras ellos.
Usaba pollina o recortes de pelo en la cara.

Aún envuelta en todos estos traumas y complejos, pues se añadieron muchos más a los ya mencionados;  conocí al compañero PERFECTO para mi vida, mi esposo amado José, él me aceptó tal cual era y a su lado fueron mejorando algunos de mis complejos.

Pero todavía quedaba el de bizca o tuerta, solo tenía que mirarme al espejo, día tras día, aparte de la gente verificando si yo les hablaba a ellos o al de atrás, otros se atrevían y me preguntaban a lo claro  ¿tú me miras a mí, y por qué se te vira el ojo?

 Para las fotos era un lío, “Señora mire aquí por favor, al bombillito…o me está mirando donde le digo”….etc.

Fue entonces cuando apareció el Señor en mi vida, El vino a buscarme, pues yo no lo buscaba, yo tenía todo lo que cualquiera puede desear: un excelente esposo, una casa propia, dinero suficiente, era madre de una niña y venía otro en camino, no tenía necesidad aparente de nada. Pero sí un vacío y una soledad íntima enorme en mi corazón, del tamaño de Dios.

Como decía… el Señor vino a mi encuentro,  así dice la Escritura: En Romanos 3:11
3:11  No hay quien entienda. 
No hay quien busque a Dios.

El Señor me abrió los ojos espirituales por Su inmensa Misericordia y pude ver a través de Su Palabra. Poco a poco entendí lo que dice Éxodo 4:11
4:11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?

Comprendí  y acepté lo que Dios había hecho conmigo….
Y todo lo que había vivido como maldiciones y fracasos… se volvieron en BENDICIONES; el Señor me permitió dar testimonio y:
1.    Pude ser consuelo a personas con problemas de pérdida de un ojo por accidente ¡NO es el fin!
2.    Pude ser ejemplo a personas con limitaciones de otro tipo de cómo  seguir adelante en la vida sacando provecho en otras áreas.
3.    Pude ser consuelo a madres que le nacieron hijos con problemas de visión en su retina. ¡se pueden lograr muchas cosas! NO teman.
4.    Pude hablar con jóvenes monoculares traumatizados como yo, sin esperanza en su vida futura. ¡Es mucho lo que podemos hacer!
5.    Llegué a ser una Profesora por 23 años dónde era difícil fijarse pues no sabían dónde era que estaba mirando.
6.    Llegué a recibir el mejor piropo de mi vida de un niño de 7 años que cuando le expliqué , respondiendo a su pregunta, que mi ojo se volteaba a su antojo para donde él quisiera… me dijo “GENIAL” WAOOOO.

 Estamos claro,  todos tenemos diferentes limitaciones en la vida  pero lo importante es aprender de ellas y sacarles el mejor provecho. Solos, es difícil… pero con Cristo todo se puede, pues es nuestra fortaleza.

En mi carne yo sé lo que es NO VER (solo tengo que cerrar un ojo) sé lo que es ver a medias literalmente, pues con el tiempo por aparición de una  catarata he perdido la visión total del ojo derecho.

Viví en un mundo en oscuridad: con falta de gratitud, rebeldía e insatisfacción conmigo misma, un mundo de miedo, angustia, soledad, tristeza y vacío total.

Pero ahora con el Señor encontré sentido y propósito a todo lo que me había ocurrido.
Dios lo tenía  en Su Perfecto Plan Divino para mí, y solo para mí, especial para mí, ¿Cómo va a querer mi Padre Dios tan amoroso algo malo para la niña de sus ojos, Yo?

Por lo tanto:
  • De falta de gratitud… pasé a ser agradecida.
  • De rebeldía… pasé a la obediencia incondicional.
  • De insatisfacción… paseé a la confianza plena.
  • De miedo y angustia… pasé al verdadero temor y reverencia al Dios Todopoderoso.
  • De soledad y tristeza… pasé al gozo inefable.
  • Y del vacío espiritual… pasé a la llenura total del Espíritu Santo de Dios.
Con mis ojos naturales…. Tengo limitaciones.
 Pero con mis ojos espirituales NO tengo límites…

  1. Puedo ver y entender la Santa Palabra de Dios.
  2. Puedo ver la obra del Espíritu Santo en mi vida.
  3. Puedo ver las maravillas y misericordias de Dios trabajando en mí, cada día.
Ejemplo de esto es que ahora a mis 60 años,  el Señor me permitió una operación de estrabismo y se ha podido corregir la desviación casi por completo. NO la visión, pero por primera vez en mi vida he visto mis ojos derechos, todo gracias a las misericordias inmerecidas de mi Señor, a Sus regalos para mi.

  1. Estoy segura que mi vida no termina aquí sino  que tengo vida eterna cuando esta termine.
  2. Entiendo por qué nací, la vida que he tenido y para dónde voy.
  3. Y lo más Glorioso es que podré ver a mi Señor y Salvador, pues en Apocalipsis 22:3-5 dice que  le veré  cara a cara y reinaré por los siglos con Él.
22:3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
22:4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
22:5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
Y ya no hay más nada que decir…
Dios les bendiga.